Las novedades políticas de los últimos días en Euskalherria parecen indicar una tendencia necesaria al diálogo fecundo entre los diferentes actores políticos y sociales del país vasco, con el propósito de encontrar una formula definitiva de paz para todos.
Batasuna ha realizado un importante encuentro, y ha dado pasos en favor de la resolución del conflicto. Ya el Foro Nacional de Debate se había constituido en un punto de convergencia de quienes perteneciendo a diversas sensibilidades políticas del campo abertzale manifestaron una firme convicción de tender puentes de dialogo en la búsqueda de una solución definitiva al contencioso vasco.
Si nos remitimos a la historia reciente, encontraremos en Lizarra Garazi un momento excluyente en la historia del país vasco de cara –mover fichas- con el fin de resolver el problema nacional. La resolución del conflicto Irlandés se convierte en un ejemplo claro y en una -luz a la salida del túnel- para poder instrumentar una mesa generosa de diálogo con el firme propósito de encontrar la paz definitiva.
Lo cierto es que tanto España como Francia deberán reconocer el origen político del conflicto vasco y asumir sin margen de duda que la única resolución deberá ser política y por medio de un diálogo sin exclusiones.
Para transitar un sendero hacia la negociación pacífica, todos deberán ceder posiciones partidistas. Naturalmente cuando se busca el consenso se debe arribar a un punto de equilibrio con presupuestos mínimos aceptados por todas las partes. En este sentido, se deberán dejar de lado posiciones que rozan la intransigencia dogmática, como por ejemplo: reclamar a unos que condenen la violencia de ETA, cuando otros no han condenado el régimen franquista, ni la represión del los GAL.
Ningún sector puede atribuirse la representación de la totalidad del pueblo vasco. No podemos imaginar una Nación vasca del futuro que no sea plural.
La tarea no será sencilla, pero todos deberán realizar –gestos políticos- en una misma dirección. No podemos concebir una solución enmarcada en la violencia de unos y otros, y así lo entendieron quienes llevaron adelante el proceso de solución del conflicto irlandés.
Una nueva oportunidad parece estarse gestando, debemos tener en cuenta que más allá de los referentes políticos sociales existe un pueblo que atesora la ilusión de vivir en democracia, sin presos, sin exiliados, sin torturados, sin asesinatos, sin atentados, donde se respeten los derechos humanos y políticos, como así también la cultura y las costumbres de todas y todos los ciudadanos vascos.
La paz no es un objeto encontrado por casualidad, es el producto de la igualdad entre los hombres, y ese puede ser un principio a tener en cuenta para comenzar transitar un camino que conduzca al pueblo vasco a un futuro de democracia, paz y libertad.
Prof. César Arrondo
Sec. General EA Argentina
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