Eusko Alkartasuna inicia el curso político con el tradicional acto en Donostia, celebrado en esta ocasión en Miramar.
Si hay que destacar alguno de los hitos que han aparecido en el resumen, y han sido muchos, destacaríamos por encima de todos tres que se han materializado durante el último año y que seguramente tienen más de un punto de conexión:
• Por una parte, y de manera indudable, el cese de las actividades de ETA.
• Igualmente, la consolidación del independentismo como una fuerza decisiva en nuestras instituciones.
• Y como tercer aspecto y en buena medida consecuencia de los anteriores, haber conseguido poner el independentismo en el centro del debate político.
• Igualmente, la consolidación del independentismo como una fuerza decisiva en nuestras instituciones.
• Y como tercer aspecto y en buena medida consecuencia de los anteriores, haber conseguido poner el independentismo en el centro del debate político.
El anuncio de ETA, que supone en la práctica su desaparición del panorama público de este país, es un gran logro y, sobre todo, una inmensa satisfacción como partido. ETA, además de suponer un insostenible ataque a los derechos humanos era un indudable freno para la unidad abertzale y el avance social del independentismo.
Y han sido esos dos factores, la unidad abertzale y el empuje de la ciudadanía quienes han conseguido cambiar el panorama institucional vasco y, a la vez, poner el independentismo en el centro del debate político.
El independentismo es ya más que una ideología, es la primera fuerza en las instituciones municipales del país, una opción de gobierno real, que está gestionando grandes y pequeñas instituciones a lo largo y ancho del país.
La ilusión del primer momento ha dejado paso a la realidad objetiva del trabajo de cada día. De oír que Bildu no tenía programa hemos pasado al "todos contra el programa de Bildu". Y Donostia y Gipuzkoa son el mayor ejemplo de ello. El resto de partidos intenta convencer a la ciudadanía que hacemos todo mal; da igual de qué estemos hablando, si de residuos, de toros o de la estación del tren, porque son capaces de polemizar con absolutamente todas las decisiones que tomamos y hasta con las que no tomamos. Al enemigo ni agua, deben pensar, no vaya a ser que pase de gobernar ayuntamientos y una diputación a algo más.
Pero no es verdad, y el independentismo se ha convertido en una opción de gobierno real, con proyectos y soluciones para los problemas de la vida diaria de la sociedad, de nuestros vecinos y vecinas.
Es incluso más que eso, porque es una garantía en estos tiempos de crisis, la única salvaguarda para no hundirnos en la incalificable gestión de la crisis que está haciendo el Gobierno de Madrid.
Porque si algo se está demostrando en esta crisis es que el autonomismo no sirve para defender a la sociedad vasca. Estamos comprobando que esta autonomía, que según algunos no tiene parangón en Europa, no nos sirve de nada cuando el Gobierno de turno de Madrid coge las tijeras. Ni siquiera en materia fiscal, y a pesar de tener hacienda propia, cuatro haciendas propias, somos capaces de tomar decisiones, como vamos a comprobar todos y todas pasado mañana cuando se comience a aplicar la subida del IVA.
La independencia es la única vía que tenemos para defender nuestros derechos como individuos y como país, la independencia es la herramienta indispensable para poder construir la Euskal Herria que decidamos los vascos y las vascas.
No es cierto que ahora nos queramos ir porque las cosas van mal en el país de al lado, como dicen algunos. Acaso otros se están dando cuenta ahora de las bondades de la independencia pero Eusko Alkartasuna es un partido independentista desde que nació, hace 26 años. Reivindicamos la independencia entonces, la reclamamos ahora y nuestro compromiso es pasar de la reclamación a los hechos.
Y con la independencia en el centro del debate y como objetivo de las críticas del resto de los partidos, llegan las elecciones. Más tarde de lo que nosotros deseábamos y más tarde también de lo que hubiera sido lógico y beneficioso para la ciudadanía, pero llegan y por fin tenemos la oportunidad de completar el vuelco institucional en la que a día de hoy es la principal institución del país.
No es que el independentismo vaya a llegar ahora al Parlamento Vasco, porque desde el nacimiento de Eusko Alkartasuna siempre ha estado representado, y en los últimos cuatro años por el magnífico trabajo de Jesus Mari Larrazabal y Juanjo Agirrezabala, que han desarrollado el don de la ubicuidad en esta legislatura, porque han llegado a todo y han tenido tiempo también para sacar de sus casillas la señora Quiroga, que ha querido hacer y deshacer a su antojo cercenando la voz del independentismo en la cámara de Gasteiz.
Tenemos elecciones. Y a pesar de que va a haber muchas siglas en liza, las opciones para nuestro país solo son dos.
Una es seguir como estamos. Con este autonomismo que dio todo lo que tenía que dar hace ya muchos años y que se ha convertido en un obstáculo para desarrollarnos como nación, ya que se ha convertido en un totem sagrado para aquellos que realmente tienen como objetivo la involución; y también seguir como estamos con este modelo económico que ha hecho que en la actualidad haya más de 200.000 personas sin trabajo en Hegoalde y que cuestiona el Estado del Bienestar con el objetivo final de privatizar todo servicio público, para beneficio de unos pocos y a costa de la mayoría social de este país.
Esa es una opción y la representan por igual PNV, PSE y PP. La otra opción, la verdadera alternativa, la que demanda este pueblo porque sabe que solo con el cambio de modelo político y socioeconómico podremos evitar la involución, esa alternativa es Euskal Herria Bildu, la unidad de fuerzas abertzales, el independentismo de izquierda.
¿Qué podemos esperar de la primera opción? Nada, absolutamente nada nuevo, más de lo mismo. Y nos lo anuncian ellos, además.
El PSE, quería agotar la legislatura porque sabe que no se va a ver en una así nunca más, pero ha convocado elecciones ante la perspectiva de tener que seguir gobernando y tener que aplicar recortes. ¿Por qué? Pues porque no sabe hacerlo de otra forma, no es una verdadera alternativa a Rajoy, Basagoiti y el PP. ¿Cómo va a ser alternativa a su propio socio, a quien le ha mantenido en el poder hasta antes de ayer? El PSE es rehen de una falsa realidad que ayudó a crear hace 4 años y que se le ha vuelto en contra cuando las derechas vasca y española han empezado a llegar a acuerdos a sus espaldas, relegándolo a una situación insostenible.
Eso sí, previendo unos resultados, digamos, discretos, ya están tendiendo puentes al PNV para futuros gobiernos de coalición. Eso nos demuestra que PNV, PP y PSE son lo mismo. El PSE ha sido socio del PP, pero le tira los tejos al PNV. El PP ha sostenido al PSE pero dice que votará a cualquiera con tal de parar a Euskal Herria Bildu. Y el PNV ya ha advertido de que ellos gobernarán aunque no ganen, vamos que no van a pasar cuatro años más fuera del Gobierno vasco sea cual sea el precio a pagar. Lo dicho, el objetivo es acordar con el que haga falta para poder mantener el actual statu quo.
Qué decir respecto al PNV, que se retrata solo. Su candidato ha dicho que las cosas importantes de esta legislatura en el Parlamento Vasco son logros suyos, del PNV. Y citaba la Ley de Cajas, los traspasos de competencias y Aiete.
Ley de Cajas. ¡Hay que tener ganas de hablar reivindicando la autoría de la Ley de Cajas! Con las diferentes decisiones que se están tomando respecto a las cajas podemos percibir de manera clara una apuesta ideológica por la privatización de las mismas. Hemos sido testigos de la desaparición de la Caja de Ahorros de Navarra y me temo que las otras tres están siguiendo su misma estela. Estas decisiones de común acuerdo entre el PP y el PNV, y que están siendo seguidas a pies juntillas por el PSE van a significar el fin de estas entidades con indudable arraigo social, el germen de lo que podría haber sido una Caja pública... Van a significar el fin, no solo de su obra social, sino también de la función social por la que fueron creadas a finales del siglo XIX por las instituciones más importantes de cada territorio vasco.
Traspasos de competencias. A estas alturas, y después de que el propio PNV admitiese en la década de los 90 que el Estatuto de Autonomía de Gernika estaba agotado, ahora nos vienen con el traspaso de algunas competencias pendientes, que dicho sea de paso, todos sabemos que las han concedido desde Madrid porque son de segunda fila.
Pues eso. Cargarse las cajas de ahorros y empecinarse en el autonomismo. Esos han sido los logros del PNV en los últimos cuatro años. Lo ha dicho Urkullu.
Y en lo de que el PNV reivindique la Declaración de Aiete como logro suyo daría risa si no fuera un tema tan serio. Porque nosotros, Eusko Alkartasuna, nos lo tomamos muy en serio. La paz y la normalización de este país son cosas muy serias, y la postura del PNV ha sido cualquier cosa menos seria y responsable. Fuimos testigos de su nulo interés por participar en una herramienta clave en el proceso, como es el Acuerdo de Gernika y también hemos sido testigos de su nulo interés porque la Conferencia de Aiete siga avanzando en pos de la normalización de Euskal Herria, en tanto en cuanto Urkullu no esté en Ajuria Enea. Al PNV no le interesa nada que no capitalice, que no pueda convertir en votos.
Y vuelven ahora con un nuevo marco político para 2015, se ve que necesitan tiempo para aclarar las ideas. Nos cuentan que sus planes pasan por lograr un acuerdo en Euskal Herria y luego llevar ese acuerdo a Madrid.
¿Pero eso ya nos suena, verdad? Vivimos ese fuego de artificio durante dos legislaturas y se pararon en cuanto Madrid dio el alto. ¿Qué garantía hay de que ahora no pasará lo mismo? Ninguna. El PNV no ofrece ninguna garantía para avanzar en la soberanía. Y si alguien lo sabe bien, somos nosotros. En Eusko Alkartasuna lo hemos vivido en nuestras propias carnes.
Lo dicho, tenemos unas elecciones y con la campaña electoral llega también el juego sucio contra el independentismo, porque querer confundir a la gente es juego sucio, y también indicativo de cuánto les preocupan los buenos resultados que va a obtener Euskal Herria Bildu.
Madrid y Lakua, PP y PSE, comparten preocupación y advierten, tienen la cara de advertir, de que el éxito del independentismo causará crispación social.
¡No! Lo que causa crispación y frustración es que se siga obviando la mayoría social y política de este país; lo que causa descontento es, en definitiva, que esa mayoría abertzale no tenga instrumentos para canalizar su proyecto político.
Éste es el mayor reto que vamos a tener durante los próximos meses. Después de demostrar que la independencia es una opción real, tenemos que conseguir una mayoría social lo suficientemente fuerte para abrir las puertas a la soberanía.
Y a eso se le llama normalización, es decir, conseguir que el marco jurídico político de un país responda a lo que piensa la sociedad. Se le llama normalización y se le llama democracia. Eusko Alkartasuna está en ello, porque nos parece fundamental, como se lo parece fundamental a los expertos que se reunieron en Aiete.
Esa normalización tiene mucho de político y tiene mucho de social, porque está claro que hay que abordar también las consecuencias del conflicto que hemos padecido durante tantos años. Pero hay que abordarlo con seriedad y sin partidismos. Es decir, de cualquier manera menos como quiere hacer el PP, que a las personas que se fueron de Euskal Herria por motivos políticos sólo las ve como votos que le pueden ayudar a maquillar la mayoría abertzale que sabe que existe.
Desaparecida la violencia de ETA, pretenden que ésta continúe condicionando la vida política por medio de los votos, y pretenden que quienes no tienen ninguna intención de vivir en este país nos digan cómo tenemos que vivir los demás.
Por supuesto que todos los vascos y vascas que se fueron en su día tienen derecho a volver a vivir a su país, y si viven aquí lo harán con los mismos derechos que los demás y votarán, por supuesto que votarán. Pero nadie desde fuera de Euskal Herria va a condicionar lo que vamos a ser en el futuro.
Y tenemos que trabajar también para que la convivencia sea un requisito mínimo en la sociedad vasca, un trabajo que va a requerir del acercamiento a todas las victimas que han sufrido las consecuencias de este conflicto, reconociéndoles el dolor sufrido, debiéndoles toda la verdad y la reparación en la medida de lo posible.
De la misma manera, tenemos que trabajar para que la política penitenciaria cumpla los requisitos de la propia legislación española y no se convierta en el espacio para la venganza que quieren algunos. La dispersión tiene que terminar, aberraciones como la doctrina Parot tienen que desaparacer, tal y como indica el propio Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, y casos como el de Josu Uribetxebarria no pueden volver a repetirse. Los presos y presas graves tienen que ser excarcelados y excarceladas para que puedan tener un tratamiento adecuado. Son peticiones que venimos reclamando desde hace mucho tiempo y que por desgracia están de total actualidad.
Y han sido esos dos factores, la unidad abertzale y el empuje de la ciudadanía quienes han conseguido cambiar el panorama institucional vasco y, a la vez, poner el independentismo en el centro del debate político.
El independentismo es ya más que una ideología, es la primera fuerza en las instituciones municipales del país, una opción de gobierno real, que está gestionando grandes y pequeñas instituciones a lo largo y ancho del país.
La ilusión del primer momento ha dejado paso a la realidad objetiva del trabajo de cada día. De oír que Bildu no tenía programa hemos pasado al "todos contra el programa de Bildu". Y Donostia y Gipuzkoa son el mayor ejemplo de ello. El resto de partidos intenta convencer a la ciudadanía que hacemos todo mal; da igual de qué estemos hablando, si de residuos, de toros o de la estación del tren, porque son capaces de polemizar con absolutamente todas las decisiones que tomamos y hasta con las que no tomamos. Al enemigo ni agua, deben pensar, no vaya a ser que pase de gobernar ayuntamientos y una diputación a algo más.
Pero no es verdad, y el independentismo se ha convertido en una opción de gobierno real, con proyectos y soluciones para los problemas de la vida diaria de la sociedad, de nuestros vecinos y vecinas.
Es incluso más que eso, porque es una garantía en estos tiempos de crisis, la única salvaguarda para no hundirnos en la incalificable gestión de la crisis que está haciendo el Gobierno de Madrid.
Porque si algo se está demostrando en esta crisis es que el autonomismo no sirve para defender a la sociedad vasca. Estamos comprobando que esta autonomía, que según algunos no tiene parangón en Europa, no nos sirve de nada cuando el Gobierno de turno de Madrid coge las tijeras. Ni siquiera en materia fiscal, y a pesar de tener hacienda propia, cuatro haciendas propias, somos capaces de tomar decisiones, como vamos a comprobar todos y todas pasado mañana cuando se comience a aplicar la subida del IVA.
La independencia es la única vía que tenemos para defender nuestros derechos como individuos y como país, la independencia es la herramienta indispensable para poder construir la Euskal Herria que decidamos los vascos y las vascas.
No es cierto que ahora nos queramos ir porque las cosas van mal en el país de al lado, como dicen algunos. Acaso otros se están dando cuenta ahora de las bondades de la independencia pero Eusko Alkartasuna es un partido independentista desde que nació, hace 26 años. Reivindicamos la independencia entonces, la reclamamos ahora y nuestro compromiso es pasar de la reclamación a los hechos.
Y con la independencia en el centro del debate y como objetivo de las críticas del resto de los partidos, llegan las elecciones. Más tarde de lo que nosotros deseábamos y más tarde también de lo que hubiera sido lógico y beneficioso para la ciudadanía, pero llegan y por fin tenemos la oportunidad de completar el vuelco institucional en la que a día de hoy es la principal institución del país.
No es que el independentismo vaya a llegar ahora al Parlamento Vasco, porque desde el nacimiento de Eusko Alkartasuna siempre ha estado representado, y en los últimos cuatro años por el magnífico trabajo de Jesus Mari Larrazabal y Juanjo Agirrezabala, que han desarrollado el don de la ubicuidad en esta legislatura, porque han llegado a todo y han tenido tiempo también para sacar de sus casillas la señora Quiroga, que ha querido hacer y deshacer a su antojo cercenando la voz del independentismo en la cámara de Gasteiz.
Tenemos elecciones. Y a pesar de que va a haber muchas siglas en liza, las opciones para nuestro país solo son dos.
Una es seguir como estamos. Con este autonomismo que dio todo lo que tenía que dar hace ya muchos años y que se ha convertido en un obstáculo para desarrollarnos como nación, ya que se ha convertido en un totem sagrado para aquellos que realmente tienen como objetivo la involución; y también seguir como estamos con este modelo económico que ha hecho que en la actualidad haya más de 200.000 personas sin trabajo en Hegoalde y que cuestiona el Estado del Bienestar con el objetivo final de privatizar todo servicio público, para beneficio de unos pocos y a costa de la mayoría social de este país.
Esa es una opción y la representan por igual PNV, PSE y PP. La otra opción, la verdadera alternativa, la que demanda este pueblo porque sabe que solo con el cambio de modelo político y socioeconómico podremos evitar la involución, esa alternativa es Euskal Herria Bildu, la unidad de fuerzas abertzales, el independentismo de izquierda.
¿Qué podemos esperar de la primera opción? Nada, absolutamente nada nuevo, más de lo mismo. Y nos lo anuncian ellos, además.
El PSE, quería agotar la legislatura porque sabe que no se va a ver en una así nunca más, pero ha convocado elecciones ante la perspectiva de tener que seguir gobernando y tener que aplicar recortes. ¿Por qué? Pues porque no sabe hacerlo de otra forma, no es una verdadera alternativa a Rajoy, Basagoiti y el PP. ¿Cómo va a ser alternativa a su propio socio, a quien le ha mantenido en el poder hasta antes de ayer? El PSE es rehen de una falsa realidad que ayudó a crear hace 4 años y que se le ha vuelto en contra cuando las derechas vasca y española han empezado a llegar a acuerdos a sus espaldas, relegándolo a una situación insostenible.
Eso sí, previendo unos resultados, digamos, discretos, ya están tendiendo puentes al PNV para futuros gobiernos de coalición. Eso nos demuestra que PNV, PP y PSE son lo mismo. El PSE ha sido socio del PP, pero le tira los tejos al PNV. El PP ha sostenido al PSE pero dice que votará a cualquiera con tal de parar a Euskal Herria Bildu. Y el PNV ya ha advertido de que ellos gobernarán aunque no ganen, vamos que no van a pasar cuatro años más fuera del Gobierno vasco sea cual sea el precio a pagar. Lo dicho, el objetivo es acordar con el que haga falta para poder mantener el actual statu quo.
Qué decir respecto al PNV, que se retrata solo. Su candidato ha dicho que las cosas importantes de esta legislatura en el Parlamento Vasco son logros suyos, del PNV. Y citaba la Ley de Cajas, los traspasos de competencias y Aiete.
Ley de Cajas. ¡Hay que tener ganas de hablar reivindicando la autoría de la Ley de Cajas! Con las diferentes decisiones que se están tomando respecto a las cajas podemos percibir de manera clara una apuesta ideológica por la privatización de las mismas. Hemos sido testigos de la desaparición de la Caja de Ahorros de Navarra y me temo que las otras tres están siguiendo su misma estela. Estas decisiones de común acuerdo entre el PP y el PNV, y que están siendo seguidas a pies juntillas por el PSE van a significar el fin de estas entidades con indudable arraigo social, el germen de lo que podría haber sido una Caja pública... Van a significar el fin, no solo de su obra social, sino también de la función social por la que fueron creadas a finales del siglo XIX por las instituciones más importantes de cada territorio vasco.
Traspasos de competencias. A estas alturas, y después de que el propio PNV admitiese en la década de los 90 que el Estatuto de Autonomía de Gernika estaba agotado, ahora nos vienen con el traspaso de algunas competencias pendientes, que dicho sea de paso, todos sabemos que las han concedido desde Madrid porque son de segunda fila.
Pues eso. Cargarse las cajas de ahorros y empecinarse en el autonomismo. Esos han sido los logros del PNV en los últimos cuatro años. Lo ha dicho Urkullu.
Y en lo de que el PNV reivindique la Declaración de Aiete como logro suyo daría risa si no fuera un tema tan serio. Porque nosotros, Eusko Alkartasuna, nos lo tomamos muy en serio. La paz y la normalización de este país son cosas muy serias, y la postura del PNV ha sido cualquier cosa menos seria y responsable. Fuimos testigos de su nulo interés por participar en una herramienta clave en el proceso, como es el Acuerdo de Gernika y también hemos sido testigos de su nulo interés porque la Conferencia de Aiete siga avanzando en pos de la normalización de Euskal Herria, en tanto en cuanto Urkullu no esté en Ajuria Enea. Al PNV no le interesa nada que no capitalice, que no pueda convertir en votos.
Y vuelven ahora con un nuevo marco político para 2015, se ve que necesitan tiempo para aclarar las ideas. Nos cuentan que sus planes pasan por lograr un acuerdo en Euskal Herria y luego llevar ese acuerdo a Madrid.
¿Pero eso ya nos suena, verdad? Vivimos ese fuego de artificio durante dos legislaturas y se pararon en cuanto Madrid dio el alto. ¿Qué garantía hay de que ahora no pasará lo mismo? Ninguna. El PNV no ofrece ninguna garantía para avanzar en la soberanía. Y si alguien lo sabe bien, somos nosotros. En Eusko Alkartasuna lo hemos vivido en nuestras propias carnes.
Lo dicho, tenemos unas elecciones y con la campaña electoral llega también el juego sucio contra el independentismo, porque querer confundir a la gente es juego sucio, y también indicativo de cuánto les preocupan los buenos resultados que va a obtener Euskal Herria Bildu.
Madrid y Lakua, PP y PSE, comparten preocupación y advierten, tienen la cara de advertir, de que el éxito del independentismo causará crispación social.
¡No! Lo que causa crispación y frustración es que se siga obviando la mayoría social y política de este país; lo que causa descontento es, en definitiva, que esa mayoría abertzale no tenga instrumentos para canalizar su proyecto político.
Éste es el mayor reto que vamos a tener durante los próximos meses. Después de demostrar que la independencia es una opción real, tenemos que conseguir una mayoría social lo suficientemente fuerte para abrir las puertas a la soberanía.
Y a eso se le llama normalización, es decir, conseguir que el marco jurídico político de un país responda a lo que piensa la sociedad. Se le llama normalización y se le llama democracia. Eusko Alkartasuna está en ello, porque nos parece fundamental, como se lo parece fundamental a los expertos que se reunieron en Aiete.
Esa normalización tiene mucho de político y tiene mucho de social, porque está claro que hay que abordar también las consecuencias del conflicto que hemos padecido durante tantos años. Pero hay que abordarlo con seriedad y sin partidismos. Es decir, de cualquier manera menos como quiere hacer el PP, que a las personas que se fueron de Euskal Herria por motivos políticos sólo las ve como votos que le pueden ayudar a maquillar la mayoría abertzale que sabe que existe.
Desaparecida la violencia de ETA, pretenden que ésta continúe condicionando la vida política por medio de los votos, y pretenden que quienes no tienen ninguna intención de vivir en este país nos digan cómo tenemos que vivir los demás.
Por supuesto que todos los vascos y vascas que se fueron en su día tienen derecho a volver a vivir a su país, y si viven aquí lo harán con los mismos derechos que los demás y votarán, por supuesto que votarán. Pero nadie desde fuera de Euskal Herria va a condicionar lo que vamos a ser en el futuro.
Y tenemos que trabajar también para que la convivencia sea un requisito mínimo en la sociedad vasca, un trabajo que va a requerir del acercamiento a todas las victimas que han sufrido las consecuencias de este conflicto, reconociéndoles el dolor sufrido, debiéndoles toda la verdad y la reparación en la medida de lo posible.
De la misma manera, tenemos que trabajar para que la política penitenciaria cumpla los requisitos de la propia legislación española y no se convierta en el espacio para la venganza que quieren algunos. La dispersión tiene que terminar, aberraciones como la doctrina Parot tienen que desaparacer, tal y como indica el propio Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, y casos como el de Josu Uribetxebarria no pueden volver a repetirse. Los presos y presas graves tienen que ser excarcelados y excarceladas para que puedan tener un tratamiento adecuado. Son peticiones que venimos reclamando desde hace mucho tiempo y que por desgracia están de total actualidad.
Fuente: Eusko Alkartasuna
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