Hitzaldi hau hasi nahi dut azpimarratuz zergatik jaio zen gure alderdia, Eusko Alkartasuna, orain direla 20 urte baino gehiago.
Ezin dugu inoiz ahaztu zergatik gauden gaur, hemen, Zarautzen, kurtso politikoren hasiera honetan, zergatik Eusko Alkartasuna osatzen dugun gizon eta emakumeek daramatzagun hogei urte baina gehiago Euskal Herriko herri eta hiri guztietan lanean, udaletan, batzar nagusietan, diputazioetan, Gasteiz eta Iruñako legebiltzarretan.
Eusko Alkartasuna gure Euskalherria bere nortasunerantz eroateko jaio zen, gure herriaren askatasuna eta independentzia lortzeko jaio zen, Europan estatu propio bat sortzeko jaio ginen, ambiguetatearen gainetik, autonismoaren apostua gainditzeko, eta beti beharrezkoa den pragmatismoa eta soberanismoa edo burujabetza elkar lotzeko. Gu ez ginen jaio euskaldunok Espainian lasai bizitzeko, ez eta Espainia liluratzeko edo limurtzeko.
Eusko Alkartasuna autonomismoa gainditzeko jaio zan, eta existitzen ez zuen bide bat ireki genuen, gure herriaren independentziarantz doan bide bat, bortzakeriarik gabe eta giza eskubide guztiak beti errezpetatuz.
Euskal Herriaz mintzatzen ari naiz, gure herria, zazpi lurraldez osaturiko herria, Bidasoan, edo Aralarren edo Olazagutian amaitzen ez den herria da.
Gure helburua ez da Iparraldearekin mugen arteko lankidetza bat sortzea, edo
Nafarroarekin harreman berezi bat edukitzea. Gure helburua Europar Batasunean zazpi lurraldeak osatzen duten estatu propio sortzea da, Espainia, Frantzia, Italia edo Alemaniak dituzten eskumen eta eskubide berberekin.
Orain bizi dugun ingurugiro sozial eta politikoan, gutxika gutxika, Euskal Herriaren lurralde zatiketa nolabaiteko normaltasunez onartzen da, baita bere burua abertzaletzat daukaten alderdien artean. Alderdi batzuentzako etorkizuna finkatzerakoan mugak Euskal Erkidego Automoan amaitzen dira, Nafarroa edota Iparraldea errealitate inkonexoak eta bananduak bezala ikusiz.
Arrixku hori hor dago, eta adi egon behar gara.
Noski, ezin ditugu begiak itxi eta plandeamendu ezinezkoak edo irrealak egin.
Euskal Herria zazpi lurraldez osaturiko herriaren idea baztertzea bezain ezkorra iruditzen zait gure herriaren lurralde banaketaren kontzientzia ez edukitzea. Baina hori horrela izanda, eta beharrezkoa bada ere, erritmo ezberdinen eraikuntza nazional bat onartuz, gure jarrera politikoa beti gure herri kontzeptzioaz jantzita egon behar du. Tokian tokikoa eta Nazionala elkarlotzeko gaitasuna izan behar dugu.
Herriz-herri lan egin behar dugu, baina beti gure Herriaren osotasuna begibiztaz galdu barik. Hori ez badugu egiten, erabakiak hartzerakoan, perspektiba orokorra galtzen badugu eta lurralde bakoitzak bere kabuz erabakiak hartzen baditu, beste lurraldeak kontuan hartu barik, galdu egingo dugu Herri bezala ditugun erronkei erantzun aproposa emateko gaitasuna, ahaleginak eta kostuak bikoiztuz edo hirukoiztuz.
He querido empezar por recordar lo que somos, por qué y para qué estamos aquí, porque en la vida tan importante como saber a dónde vas es saber de dónde vienes.
De lo contrario es fácil equivocar el camino y desviarse de la meta establecida en un principio.
Nuestro partido nació de la superación del autonomismo acomodado para llegar a la independencia y ahora, cuando echamos la vista atrás y vemos el camino recorrido, podemos decir con voz clara y bien alto que el esfuerzo ha merecido la pena.
El debate político hoy en Euskadi se centra en el derecho a decidir de la sociedad vasca y en la necesidad de dar la palabra a la ciudadanía mediante la convocatoria de una consulta popular.
Hemos sido nosotros los que en cada acuerdo de gobierno, en cada acuerdo de coalición, hemos planteado condiciones para dar pasos concretos y efectivos hacia la superación del actual marco estatutario, que se nos ha quedado pequeño y cada vez nos aprieta más.
Si hoy hemos entrado en una etapa de ilusión es porque Eusko Alkartasuna exigió hace cuatro años un compromiso firme para que antes de que acabara esta legislatura el Gobierno Vasco llevara al Parlamento una ley de consulta.
Hemos cumplido nuestra palabra. El Parlamento Vasco aprobó en junio la convocatoria de la consulta popular, para que la sociedad vasca marque los criterios, los principios a seguir por todos los partidos políticos para desbloquear la actual situación y resolver de una vez por todas el conflicto político.
Lo hemos dicho mil veces y lo diremos otras mil si hace falta. Dar la palabra a la ciudadanía, dar a cada ciudadano de este país la oportunidad de opinar nunca puede ser ilegal en una democracia si de verdad es una democracia. Ni va contra la Constitución, ni contra nada, ni contra nadie. Consultar a la sociedad va a favor de la democracia, va a favor de la sociedad misma.
No nos podemos dejar engañar. La iniciativa del Gobierno vasco, aprobada por el Parlamento, es perfectamente legal y sólo la falta de voluntad política de Zapatero puede echarla atrás. El presidente español se ha quitado definitivamente la mascara.
Hasta ahora sabíamos que el PSOE y su Gobierno nos negaban que tuviéramos derecho a decidir nuestro futuro; ahora es todavía más grave porque también sabemos que nos niegan incluso el derecho a opinar.
España opina por nosotros; España decide por nosotros. Pues nosotros decimos que no. Ni España puede opinar por nosotros, ni España va a decidir por nosotros. Por mucho que se empeñe Zapatero, por mucho que se empeñen el PSOE y el PP, por mucho que les ayude el Tribunal Constitucional, hemos iniciado un camino que no tiene marcha atrás.
Salvador Allende, el presidente chileno, en su último mensaje al pueblo chileno antes del golpe de Estado, en el palacio de la Moneda, en 1973 dijo unos palabras que se pueden extrapolar a la situación de nuestro pueblo, cuando dijo "Tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de personas no podrá ser segada definitivamente.
Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos políticos y sociales con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos".
No pretendo hacer ningún paralelismo porque es evidente que el Chile de 1973 nada tiene que ver con la Euskal Herria de 2008. La situación no es comparable pero, como dijo Allende, también Zapatero debe saber hoy que ninguna prohibición de la consulta, por parte del Constitucional o de quien sea, va a frenar este movimiento hacia el reconocimiento del derecho a decidir de la sociedad vasca.
Hablo de prohibición porque estoy seguro de que ninguno de los que hoy estamos aquí tenemos ni un gramo de confianza en que el Tribunal Constitucional español vaya a desautorizar al Gobierno español diciendo que la consulta popular del 25 de octubre es perfectamente legal.
Es lo que tiene jugar en campo rival y con el árbitro comprado. Que la derrota es segura. Aquí pasa algo parecido. El principio democrático de la división de poderes es poco menos que una ilusión en el Estado español, y el Tribunal Constitucional va a hacer exactamente lo que Zapatero quiere que haga. Es decir, va a prohibir la consulta por inconstitucional, porque España es una, porque la soberanía sólo es del pueblo español, porque no existe más nación que la española, y demás argumentos que ya conocemos todos.
Lo hemos intentado. ¡Vaya si lo hemos intentado! Venimos haciéndolo desde el año 2004, cuando el Parlamento Vasco aprobó por mayoría absoluta el Nuevo Estatuto Político.
Le tendimos la mano al Gobierno español para llegar a un acuerdo de convivencia y la respuesta fue un portazo en el Congreso de los Diputados.
Nunca Zapatero y Rajoy han estado tan unidos como aquel día.
Volvimos a intentarlo después del fin de la tregua de ETA. Fuimos leales y apoyamos el intento de negociación del Gobierno con los terroristas. Lo tuvimos que hacer desde fuera, porque no nos dejaron participar en el proceso. Pero lo apoyamos y lo respetamos. Por lealtad y por responsabilidad con nuestro pueblo. El intento, sin embargo, y por desgracia, acabó en fracaso.
El de ahora va a ser el siguiente portazo, el tercero ya. Es hora de que aprendamos la lección de una vez. Es hora de que nos desengañemos de una vez por todas. La legalidad española, la Constitución, el marco estatutario se han convertido en un corsé demasiado pequeño para la sociedad vasca. Son un corsé que nos aprieta, nos ahoga y nos limita nuestro desarrollo.
Una prueba flagrante de esto que os estoy diciendo la hemos tenido hace muy poco tiempo, este mismo verano. En un momento histórico en el que hacernos sitio en el mundo globalizado depende fundamentalmente de que tengamos capacidad en materia de innovación y desarrollo y de que seamos nosotros mismos los que gestionemos directamente esas competencias, tal y como establece el Estatuto de Gernika, la ministra española de Ciencia y Tecnología tiene la desfachatez de venir a Euskadi a decirnos que no, que, diga lo que diga el Estatuto de Gernika, el Gobierno español no va a transferir esas competencias a la sociedad vasca.
Zapatero y su Gobierno incumplen la ley, su propia ley, para limitar el desarrollo económico y social de Euskadi. Los mismos que enarbolan la bandera de la legalidad para impedir que demos la palabra a la ciudadanía vasca son los que violan esa misma legalidad para impedir que los vascos nos dotemos de los instrumentos necesarios para crecer económicamente y para disfrutar de niveles cada vez más altos de bienestar.
Cuando se trata de Euskadi, Zapatero sólo sabe conjugar dos verbos: impedir y prohibir.
Tenemos que desengañarnos; hemos cumplido las reglas, durante todos estos años, hemos buscado el acuerdo, desde la buena fe, con el Gobierno español para construir un nuevo marco democrático que reconozca la capacidad de decisión de la sociedad vasca, que nuestra voluntad no se termina en Madrid.
Tenemos que desengañarnos: lo hemos intentado pero nada ha sido posible.
Y es imposible porque, por mucho que discrepen en otras cuestiones, cuando tocan el llamado problema vasco el PSOE y el PP van siempre de la mano.
Son un muro. Un frontón. Entonces sacan a pasear su Constitución y su soberanía nacional y nos dan con ella en la cabeza: "nada es posible fuera de la Constitución", nos dicen. Como si fueran las Tablas de la Ley, como si la Constitución fuera un dogma de fe, como si plantear el cambio fuera una herejía y quienes reivindicamos otro marco de relaciones mereciéramos poco menos que la hoguera.
Tenemos que desengañarnos, tenemos que empezar a plantearnos la necesidad de cambiar de estrategia ¿Es que alguien piensa que el movimiento de las ikastolas, por poner un ejemplo, se hubiera llevado adelante si nos hubiéramos limitado a acatar la legalidad? ¿Es que alguien cree que hubiéramos acabado con el servicio militar obligatorio en el ejercito español si alcaldes como nuestro Imanol Murua se hubieran limitado a cumplir la legalidad y facilitar al ejercito la lista de nuestros jóvenes en edad de ir a la mili?
Es como dar vueltas sin parar al mismo círculo. Nosotros proponemos el cambio y ofrecemos un acuerdo y desde Madrid dicen no; volvemos a ofrecer un acuerdo y nos vuelven a decir que no… Oferta y portazo, oferta y portazo, y así hasta el infinito, en el atasco permanente.
Es el momento de cambiar de estrategia. La sociedad vasca no se merece, no nos merecemos, esta situación de bloqueo infinito. Ésta es la principal reflexión que quiero trasladar hoy aquí. Iniciamos un nuevo curso político y corremos el riesgo de repetir hasta el hartazgo esquemas que ya han demostrado estar agotados.
Quizá en este momento, a día de hoy, aún no sea posible ese salto, un paso que desde Eusko Alkartasuna vemos ineludible, un paso que habremos de abordar, como lo han hecho países como Estonia, Letonia, Lituania, recientemente Montenegro, y que preparan pueblos como el escocés.
Y digo que quizá aún no sea posible ese salto porque vemos como otras formaciones políticas, o bien por indefinición o bien por una ambigüedad calculada en sus objetivos políticos, aún no se muestran partidarias de dar un paso más, y solo ofrecen resignación ante la más que probable prohibición de la consulta.
Desde Eusko Alkartasuna nos negamos a ofrecer resignación como única alternativa. Nosotros creemos que no podemos permanecer quietos ante el nuevo atropello que se va a cometer. Deberemos de acudir a donde haga falta, empezando por Europa, al Parlamento Europeo y al Consejo de Europa, a donde acudiremos como miembros de la Alianza Libre Europea, con compañeros como el Scottish National Party, para dar cuenta de la escasa calidad democrática del Estado Español, con su presidente a la cabeza, Rodríguez Zapatero. La nula calidad democrática de un gobierno que niega a los ciudadanos la posibilidad de emitir su opinión sobre cuestiones fundamentales para el pueblo vasco, pero que luego no duda en tratar de estas mismas cuestiones con ETA.
Para Eusko Alkartasuna una decisión contraria del Tribunal Constitucional no va a suponer el final del proceso, puesto que más pronto o más tarde, la sociedad vasca se pronunciará sobre su futuro.
Y el acuerdo tenemos que forzarlo nosotros; quienes creemos que Euskal Herria es una nación, quienes aspiramos a construir un Estado vasco en Europa somos los que tenemos que obligar al Gobierno español a que no tenga más remedio que aceptar la realidad, la realidad de un pueblo que quiere decidir su futuro.
Sólo hay una manera de lograr eso, de hacer ver al Gobierno de Zapatero que la única salida es el acuerdo.
Sólo hay una manera: la adhesión mayoritaria de la sociedad vasca a un proyecto soberanista sin complejos, a un proyecto que reivindique un Estado propio como única manera de garantizar mayores niveles de bienestar para cada ciudadano y ciudadana de este país.
Para poder fijar una cuantía digna para las pensiones de viudedad y no tener que andar complementando las pensiones ridículas que aprueban en Madrid.
Para poder dirigir nuestras propias políticas en materia de I+D, algo básico para afrontar con éxito los retos que nos plantea la globalización.
Para poder tener voz propia y defender nuestros intereses sin intermediarios en los órganos de la Unión Europea.
Para poder gestionar todos nuestros recursos, también los que hoy enviamos a Madrid vía Cupo y ya no regresan. En definitiva, soberanía para vivir mejor.
Independencia para vivir mejor.
Nuestro reto, el reto de Eusko Alkartasuna, es impulsar la articulación de ese movimiento político y social por la soberanía de Euskal Herria que acabe por desbordar un marco estatutario que ya está agotado y que conduzca a un nuevo marco de relaciones con el Estado español basado en el reconocimiento de que los vascos sólo seremos lo que nosotros queramos ser.
En Eusko Alkartasuna debemos estar dispuestos a arriesgar y a trabajar en esa línea, a abrir camino, a desbrozar y a quitar la maleza para facilitar que otros –partidos, sindicatos…– puedan acompañarnos. Como hemos hecho siempre.
Pero siempre también teniendo muy claro que ese camino, ese movimiento soberanista, sólo será posible y sólo tendrá éxito si sigue exclusivamente vías pacíficas y democráticas. Violencia e independencia son incompatibles.
La independencia de Euskal Herria sólo llegará por vías pacíficas, desde la adhesión social voluntaria. Solamente desde el respeto más absoluto y la defensa radical de todos los derechos humanos tendrá recorrido la reivindicación del soberanismo.
La política sólo tiene sentido partiendo de esa premisa, del respeto y la defensa de todos los derechos. Ése es el principio del camino hacia la independencia pero sin ese compromiso ético de partida, claro y firme, nada será posible.
A quienes se permiten el lujo de cuestionar nuestro compromiso abertzale y de preguntarnos hasta dónde estamos dispuestos a llegar para la superación del actual marco estatutario sólo les digo una cosa: vamos a llegar hasta el final del camino y vamos a hacerlo por vías exclusivamente pacíficas y democráticas.
A quienes son incapaces de denunciar el asesinato, el chantaje, la extorsión, la amenaza ni los necesitamos ni los queremos en ese camino. No tenemos nada que hacer con ellos.
Ésa es la reflexión que tiene pendiente la izquierda abertzale. Que hagan examen de conciencia y analicen a dónde les está llevando ETA con su locura asesina.
Se han convertido en los mejores aliados del PSOE y del PP, en el principal obstáculo para dar forma a un movimiento soberanista que se convierta en punta de lanza de todo el nacionalismo vasco.
Si en la izquierda abertzale todavía queda algún ingenuo que cree que ETA va a obligar al Gobierno español a aceptar no sé qué tipo de acuerdo es que vive en la irrealidad más absoluta.
Ese esquema sólo lleva a perpetuar el dolor y la negación de los derechos nacionales de Euskal Herria.
Lo repito: violencia e independencia son incompatibles. Sólo desde la desaparición definitiva de la violencia será posible dar pasos reales hacia la independencia.
Sólo a partir de ese convencimiento nos podremos encontrar en el camino todos los abertzales soberanistas y será posible articular un movimiento independentista sin marcha atrás. Ése es el gran miedo del PSOE y del PP.
Ése es el reto y el compromiso que asumimos los hombres y mujeres de Eusko Alkartasuna.
Unai Ziarreta Bilbao – Presidente de Eusko Alkartasuna Zarautz, 2008-08-28