-¿Qué sensaciones le produce ver las listas del partido que fundó hace 25 años impugnadas ante los tribunales?
-Me parece que es un sinsentido producto de una competición loca que se está produciendo entre el Partido Popular y el Partido Socialista por ver quién maneja y rentabiliza, de una manera un poco impúdica, la cuestión de la lucha antiterrorista y, por derivación, la energía a la hora de impugnar candidaturas. Pero el asunto carece de todo fundamento jurídico como para que un tribunal serio pueda aceptar la impugnación.
-¿Considera entonces que el Supremo no anulará las listas?
-Yo creo que no, porque se trata de dos partidos legales y de ciudadanos independientes en posesión de sus derechos civiles y políticos. No se pueden basar las impugnaciones en lejanas militancias en organizaciones juveniles o en meras sospechas. Eso no tiene un pase jurídico.
-¿Le dice algo que el abogado del Estado al menos salve la legalidad de EA y Alternatiba?
-Es que solo faltaba que pusiera en tela de juicio la legalidad de quienes llevamos 25 años acreditando unas coordenadas de vías absolutamente pacíficas, democráticas y de rechazo constante de toda expresión de violencia. Faltaría más.
-¿Temía que esta impugnación llegara a producirse o confiaba en que las listas de Bildu pasaran el filtro legal sin problemas?
-Francamente, no creía que se fuera a llegar tan lejos. Ya fue muy revelador el resultado del Supremo en relación con Sortu y creo que el Constitucional va a desautorizar por completo esa sentencia. Pero el caso de Bildu es que no hay por dónde agarrarlo. Es tan fácil de explicar cómo que han coincidido dos factores que han animado a crear esta coalición: por un lado la expectativa de lograr la pacificación y, por otro, evitar que un sector importante del electorado fuera excluido de las elecciones, lo que alteraría la representación institucional. Ésa es la razón por la que se ha incorporado a independientes que pueden tener una buena percepción en eso que se llama la izquierda abertzale, pero que en muchos casos son independientes propuestos por Eusko Alkartasuna. Una práctica, por cierto, que siempre ha llevado a cabo EA, y ahí están los casos de Begoña Errazti, que empezó siendo independiente, de Goio Monreal, de Uxue Barkos.
-¿...?
-Además, aunque haya independientes que estén en mayor sintonía con la izquierda abertzale, han suscrito con toda claridad un decálogo de rechazo a la violencia. Esto es una especie de caza de brujas macartista, una evocación de lo que constituyó aquella busca y captura de izquierdistas por parte del senador americano McCarthy.
-¿Comparte la idea lanzada por algunos nacionalistas de que hay una estrategia del PSOE y el PP para alcanzar alcaldías y diputaciones?
-Creo que hay un aprovechamiento muy claro por parte de estos dos partidos de la exclusión de un contingente importante de ciudadanos. Y es un objetivo legítimo evitar que se consume esta fechoría.
-¿Qué pasos darían en caso de que el Supremo impugnase las listas de Bildu?
-Habría que agotar todos los recursos. Primero habría que recurrir al Constitucional y, si no nos da la razón, iríamos al Tribunal de Estrasburgo. Creo que el ridículo que podrían hacer los tribunales españoles en Europa si se diera el caso sería de campeonato, porque no hay fundamentos jurídicos y sólo existe intencionalidad política, proceso de intenciones, suposiciones, conceptos tan indeterminados jurídicamente como «contaminaciones» o «porcentajes» que llevan a que una lista sea susceptible de invalidación. Iba a decir que todo es propio de una democracia a la turca, pero no quiero poner a ese nivel siquiera a la democracia turca.
-¿Contemplan la opción de pedir la anulación de los comicios si Bildu no puede concurrir?
-No me parece descabellado que, si el Tribunal Europeo de Derechos Humanos considerara que se ha privado de su derecho a la participación política a un sector importante de una comunidad, se produjera una invalidación de las elecciones. Constituiría un atropello de tal importancia que sería de justicia que esos comicios tuvieran que repetirse. Pero todo esto es precipitar los acontecimientos. Yo creo sinceramente que un tribunal serio no puede asumir lo que son deducciones, hipótesis y sospechas policiales.
-¿Es partidario de buscar una estrategia conjunta con el resto de partidos nacionalistas en caso de que las listas de Bildu acaben siendo anuladas?
-No estoy en la dirección de EA desde hace once años, pero supongo que tanto mis compañeros como los restantes miembros de Bildu considerarían elemental examinar esa situación con los partidos que, en definitiva, pueden ser también sujetos pasivos de esa trama que propiciaría otras mayorías políticas en las instituciones en detrimento del mundo nacionalista.
-¿Cree incluso que esa búsqueda de apoyo debería ir más allá de los partidos nacionalistas?
-Éste no es un problema de nacionalistas o no nacionalistas, sino de democracia y de vulneración de derechos fundamentales de un sector del electorado. Y, en ese sentido, creo que las manifestaciones recientes del lehendakari López y de otros dirigentes relevantes del PSE son muy significativas, porque se han dado cuenta de que esto es un atropello incalificable.
«Algunos papeles de ETA ahora parecen la Biblia»
-¿Qué piensa sobre la tesis de la impugnación que define a Bildu como el «plan B de ETA-Batusuna» para estar en las elecciones?
-Eso es un tópico que ha adquirido carta de naturaleza. El plan B también podía haber sido Sortu o cualquier otra cosa que surgiese. Pero hay un detalle que demuestra que la coalición Bildu no responde a ninguna instrucción de ETA, y es que el primero que habla de construir un polo soberanista hace ya unos años es el entonces secretario general de EA Unai Ziarreta. Aquel fue el primer intento de que votos que estaban huérfanos de toda opción política tuvieran un cauce para votar, creando también un elemento de persuasión para que quienes todavía pudieran estar alineados con la estrategia de la violencia se dieran cuenta de que este nuevo camino era más recomendable. No sé si esto estaba en esos papeles de ETA que ahora parecen la Biblia, pero desde luego sí que ha estado en el pensamiento de EA desde hace años. Que luego ETA haya podido ver con buenos ojos esa decisión no quiere decir que haya ningún seguimiento a ETA. Sólo faltaría que después de 25 años alguien defienda que ETA está dirigiendo y haciendo secundar sus estrategias a EA.
Fuente: El Diario Vasco