Deia.- En política, como en la física, nadar y guardar la ropa son incompatibles. El pasado 6 de mayo EHAK nadaba como pez en el agua al unir sus votos a PSE y PP para impedir una reforma puntual del reglamento del Parlamento vasco que hubiera blindado a la Mesa de la Cámara frente a resoluciones judiciales como las del caso Atutxa. No han pasado cuatro meses y medio desde entonces y ahora, tras el fallo del Tribunal Supremo que ilegaliza al partido, su portavoz Nekane Erauskin quiere evitar que el tsunami de la ilegalización empape a su grupo parlamentario y pide al tripartito que defienda el mantenimiento del grupo Ezker Abertzalea, tras haber abortado una iniciativa del propio tripartito que hubiera allanado lo que ahora reclama EHAK a la desesperada.
Erauskin instó ayer a PNV, EA y Ezker Batua a que demuestren su postura contraria a la Ley de Partidos defendiendo el mantenimiento de su grupo parlamentario. Se adelantan así a la previsible orden de disolución por parte del Tribunal Supremo, que el jueves adelantó su fallo en la causa contra EHAK.
La portavoz de la formación compareció en la Cámara de Gasteiz junto con los otros ocho parlamentarios de su grupo para pedir un salvavidas al tripartito. Tras recordar que 150.000 personas votaron por ese partido en las autonómicas de 2005 y reivindicar su derecho al grupo parlamentario, instó al tripartito -que detenta tres de los cinco asientos de la Mesa de la Cámara- a que defienda la continuidad del grupo de EHAK. "Si el tripartito, como dice, está en contra de la Ley de Partidos y de las ilegalizaciones, debería defender el derecho que tenemos a seguir como grupo parlamentario, porque, además, siempre han dicho que este Parlamento es soberano a la hora de tomar sus decisiones", indicó tras señalar que no espera nada de los representantes del PSE y PP.
El pasado mes de mayo, Erauskin votó en contra de la reforma del reglamento para que la competencia para la disolución de grupos parlamentarios recayese en el Pleno de la Cámara y no en la Mesa. Se buscaba blindar de facto al órgano de dirección del legislativo -presidido por la jeltzale Izaskun Bilbao- ante un eventual procesamiento por no disolver un grupo a requerimiento del TS, como ocurrió con Juan Mari Atutxa, Gorka Knörr y Kontxi Bilbao. El presidente de la Cámara y sus dos compañeros de la Mesa fueron procesados y condenados por el Alto Tribunal por un delito de desobediencia, al negarse a disolver el grupo Sozialista Abertzaleak, tras la ilegalización de Batasuna en 2002.
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