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9 de agosto de 2009

Carlos Garaikoetxea: "Con la actual situación de violencia es imposible el polo soberanista"

Un breve paseo por Zarautz sirve para que Carlos Garaikoetxea (Pamplona, 1938) reciba Un breve paseo por Zarautz sirve para que Carlos Garaikoetxea (Pamplona, 1938) reciba saludo cariñoso de vecinos y veraneantes, como la ex ministra socialista Cristina Alberdi. Con el sosiego que da el verano, el ex lehendakari y fundador de Eusko Alkartasuna reflexiona sobre su partido y la coyuntura política.

- ¿Se está trabajando en EA para articular un movimiento soberanista como se habló en las ponencias? ¿Cómo está este tema?

- Se impone una aclaración rotunda. EA habló del polo soberanista, aunque luego otros hayan empleado ese término, una aspiración lógica de cualquier partido abertzale: aunar esfuerzos entre abertzales pero siempre con una condición sine qua non, no violencia y derechos humanos, y, naturalmente, soberanismo. Por consiguiente, queda meridianamente claro quiénes quedan fuera de esas coordenadas de no violencia y soberanismo. Por eso es una insidia un tanto canallesca, que los escindidos hayan acusado a EA de estar aliada con el MLNV.

- ¿Está habiendo un movimiento para trabajar para que en el mundo de Batasuna haya un desmarque de la violencia?

- Hay que ser claros. Todos hemos hablado con ese mundo, y EA ha dicho claramente, cuando ha hablado con la ex Batasuna, lo que he señalado hace un momento, es decir, que con una estrategia de violencia y ETA actuando, no hay nada que hacer. Y esto lo saben antes que nadie los propios escindidos, que tienen una especie de obsesión quizás derivada de la difícil convivencia que han tenido en algunas áreas con ese mundo.

- ¿Si se excluye a este sector y dando por supuesto que el PNV no está en esta onda? ¿Qué queda en este polo soberanista?

- Una cosa son los ideales, aspiraciones y objetivos estratégicos del mundo nacionalista, y otra las realidades presentes, en la que condiciones imprescindibles pueden imposibilitar de momento esa aspiración. Otra cosa es expresarla, que es lo que ha hecho EA.

- Deduzco de estas palabras, y si me equivoco me corrige, que está complicado que este otoño se pueda alumbrar este polo soberanista, con presencia de EA, en la actual situación con la ofensiva de ETA.

- Evidentemente en las actuales condiciones resulta imposible. Pero en política, que lo que hoy es imposible mañana lo vaya a dejar de ser...

- ¿Esto significa que EA enfría este asunto?

- No, no. Pero tan firme y contundente es la convicción de EA de que es conveniente conseguir una mayoría abertzale para que haya una expresión democrática mayoritaria como en la afirmación de que con violencia eso es imposible. Y eso debía haber quedar clarísimo tantas veces como lo hemos repetido. Por eso me ha dolido la deslealtad de los escindidos para justificar su paso.

Coherencia de EA

- Vista la dificultad de que este movimiento soberanista salga adelante, ¿EA se puede quedar fuera de juego tras su apuesta tan fuerte por esta estrategia?

- No. Estamos donde hemos estado siempre, en los principios fundacionales de nuestro partido: no violencia, soberanismo, socialdemocracia y presencia responsable en las instituciones. En la medida en que en esas coordenadas pueda haber una unidad de acción entre partidos abertzales es lógico que queramos impulsarla, pero lo que no se puede es extrapolar este último deseo desprovisto de las condiciones. Tenemos muchos defectos pero si alguno no nos caracteriza es la incoherencia, y no se ha valorado que nos mantengamos firmes en nuestros principios.

- ¿Cree que las voces que en la izquierda abertzale y los presos cuestionan la violencia pueden influir en el abandono de las armas?

- Es un elemento muy importante junto con otros que denotan un debate y una cierta convulsión interna en ese mundo. Siempre he dicho que ese mundo se resolverá por esa especie de implosión interna más que por el acoso externo.

- ¿Después de los últimos atentado, que parece que zanjan definitivamente la reflexión interna de ETA, se puede ser optimista?

- Relativamente, porque hemos hecho tantas predicciones y pronósticos en el pasado, que hay que ser cauteloso. Hablar menos y contribuir con actos más eficazmente.

- ¿Qué le parece que Rubalcaba diga que Batasuna prepara una «farsa» para decir que condena la violencia pero que el Gobierno no se va a dejar engañar?

- No se qué información tiene pero me parece como mínimo aventurado afirmar que no podrá funcionar un partido en cuyos estatutos aparezca de manera irreprochable que está dispuesto a la acción democrática y que repudia la violencia. No sé qué asidero legal puede tener esa afirmación. Ahora dice la señora Cospedal, a propósito de unas escuchas telefónicas, que España es un 'Estado policial y no democrático'. ¡Qué terremoto se hubiera producido si eso lo hubiéramos dicho desde el nacionalismo vasco!, donde por cierto algunos ya hemos sufrido escuchas telefónicas y mi caso es de los pocos con condenas firmes contra los que las practicaron.

- Rubalcaba precisaba que la condena que pueda hacer Batasuna sería una mentira.

- En un Estado de Derecho las cosas no pueden funcionar a base de convicciones morales, sino de tipos penales objetivables.

- ¿Vía estrictamente policial o final dialogado de ETA?

- Cuando suceden barbaridades como los atentados de estos días, la retórica responde a situaciones emocionales a las que el Gobierno quiere dirigirse. Pero decir que nunca se hablará en política..., y más cuando de que haya un diálogo puede depender un paso definitivo en el fin de la violencia..., me parece fuera de lugar. Si un día se ve con claridad que ese fin es posible, los diálogos pueden ser directos, indirectos o de mil maneras para asegurar que el paso se da. Ningún hombre o mujer de Estado renunciaría a romper ese círculo vicioso en virtud del cual el que deja las armas pretende a su vez resolver determinadas situaciones de presos o desarmes.

- ¿Cómo lehendakari que usted fue, cómo ve a Patxi López, primer lehendakari no nacionalista vasco?

- Todavía está en los prolegómenos de sus trabajos, además con unas vacaciones que apenas le han permitido completar esos tres meses (sonríe). Sin ánimo de ser muy crítico, me parece que básicamente ha habido una política de gestos, algunos de ellos muy injustos.

- ¿Por ejemplo?

- Cuando se quiere dar a entender que hoy ya no hay impunidad frente a la violencia como, por lo visto, sugieren que la había antes, ni complacencia con el brazo políticos de ETA, cuando todavía están calientes los asientos de Loyola en las negociaciones políticas del PSE con Batasuna, o todavía puede esperar el banquillo del TSJPV al lehendakari por sus reuniones.

Pancartas de Donostia

- En este sentido, ¿qué le parecen actuaciones como la retirada de pancartas relacionadas con ETA?

- En ningún sitio ha habido más fotografías y pancartas de ETA que en la plaza de la Constitución de Donostia, donde hay un alcalde del PSOE. Atacar a gobiernos del pasado por complacencia o por una falta de operatividad me parece injusto y temerario.

- ¿En estos años ha faltado cercanía del nacionalismo vasco con los asesinados por ETA?

- Yo creo que eso es injusto. Algunos hemos vivido épocas con un atentado cada tres días y más funerales en un mes que ahora en un bienio. Era muy difícil que se produjera una manifestación del tamaño que hoy se producen. Pero las mayores manifestaciones de la época fueron superiores a cualesquiera de las actuales. Y si nos remontamos a aquellos años también podríamos sacar manifestaciones de dirigentes socialistas contra las fuerzas de seguridad del Estado, y cosas por el estilo.

- ¿Qué le pareció la oferta PNV al PSE de estabilidad institucional?

- Yo dije en el momento en que se conformaba el actual gobierno que no me sorprendería que en el transcurso de la legislatura se llegara a una entente PSE-PNV, aunque en aquel momento resultara indigerible para sus respectivos electorados. Esta oferta es sin duda una aproximación, aunque también un golpe de efecto cuya inconcreción denuncian los interlocutores del PNV.

- ¿Ve al PNV de Urkullu alejándose del soberanismo y de la vía que abrió Ibarretxe, que reivindican dirigentes como Egibar?

- La línea de Ibarretxe fue marcada por los acuerdos de un gobierno tripartito, en el que EA tuvo un papel decisivo, aunque es de justicia decir que Ibarretxe se identificaba con esa línea. Parece evidente que la actual dirección del PNV da un golpe de timón hacia posturas más autonomistas.

- ¿Habría que rescatar la consulta popular de Ibarretxe?

- Es un episodio dentro de los intentos de marcar y desarrollar una hoja de ruta. Lo importante es el fondo de la cuestión. Abrir un camino al derecho a decidir de los vascos sobre su futuro político. Hoy se trataría de abrir esa hoja de ruta con esos u otros pasos pero para ello es indispensable que haya una mayoría clara del mundo abertzale y, lo más difícil, una actitud muy abierta y democrática de los partidos estatales.



Carlos Garaikoetxea ha vivido con pena la reciente escisión del partido que él fundó en 1986.


- ¿Ha ido este verano al alkartetxe de Zarautz, donde la mayoría son críticos?

- No, acabo de llegar y no he tenido tiempo material. Supongo que estará abierto a todo el mundo.

- ¿Cómo vivió la escisión de Alkarbide, ahora Hamaikabat?

- Con tristeza. Aparte de algún sector que son un núcleo de conflictividad permanente, no habría esperado nunca de ciertas personas semejantes pasos, incluida la apropiación de recursos económicos, cuentas corrientes y cargos que eran de EA. Y lo he vivido también con cierta indignación por esto. Aunque creo que es un problema que tiene su caducidad, porque son cargos públicos con caducidad los que han dado ese paso y no es precisamente la afiliación la que les secunda.

- ¿Le han decepcionado algunas personas?

- Prefiero no personificar. Porque son cargos públicos los que detentan, en el sentido genuino de la expresión, que es tener algo contra derecho, y por consiguiente es fácilmente identificable el grupo.

- ¿Tiene esto alguna similitud con la escisión de EA del PNV en 1986?

- Francamente no. Ahora no ha habido ningún despido y en aquella ocasión se desmantelaron organizaciones territoriales enteras, como Navarra y prácticamente Álava, y se había dinamitado un gobierno legítimo. No tenía nada que ver con la actual.

- Desde el sector crítico dicen que Garaikoetxea sigue mandando.

- Es un tópico carente de fundamento y muy malicioso. Apenas conozco a buena parte de la dirección actual de EA y he hablado una vez con su nuevo secretario general desde el último congreso. Otra cosa es que como afiliado asista a las asambleas locales de Iruñea, donde vivo, y cumpla con esas obligaciones. Cuando después de un cuarto de siglo pensé que debía dejar el cargo a otros, también decidí actuar consecuentemente.

- Muchos sitúan el declive de EA desde que usted dejó de presidirla, en 1999. Entonces se perdió un liderazgo, pero ¿también empezó una pérdida de rumbo?

- Hay una realidad objetiva, que en aquel momento entramos en el periodo de las coaliciones y pasamos de tener 107.000 votos en la Comunidad Autónoma Vasca, aparte de los de Navarra, a la situación actual al cabo de las coaliciones. Y yo que he dicho que en momentos en que el interés del país lo requiera 'a grandes males grandes remedios', que he apoyado coaliciones, también constato que las coaliciones siempre perjudican al partido más joven, que se desdibuja frente a la raigambre histórica y social de partidos históricos.

- ¿Las elecciones municipales y forales de 2011 van a ser claves en la supervivencia de EA?

- El dato de marzo de este año es absolutamente anómalo. Gran parte de la afiliación de EA, hay que decirlo sin empacho, le votó a Ibarretxe. Confluyó el hecho de que fue un líder compartido, y seguramente con más apoyo en EA que en su mismo partido, con la amenaza constante, con todo tipo de encuestas y predicciones, de un frente españolista.

- ¿Teme que pueda desaparecer EA?

- Creo que lo de Alkarbide, Hamaikabat o como acabe llamándose tiene su caducidad en las próximas elecciones. Son cargos públicos que se han aferrado a sus posiciones pero no les secundan, en la medida que pretenden proyectar, las gentes de la afiliación. Creo que en las próximas municipales EA recuperará sus posiciones, aunque el único objetivo que se haya conseguido con esta escisión es una cierta desmoralización y desconcierto en los votantes.

- El grueso de la militancia se mantiene en EA?

- Absolutamente. Fuera de Gipuzkoa casi se puede afirmar que al 100%, y en Gipuzkoa estos cargos públicos constituían el aparato que era secundado por una afiliación, como es lógico que suceda, pero sus propios seguidores se han visto sorprendidos por un paso incomprensible, en vísperas de un congreso en el que se podía haber discutido, pero en el fondo desde hace tiempo estos cargos públicos no asumían las resoluciones de los congresos.

«Caballo de Troya»

- ¿Cree que Hamaikabat acabará en el PNV?

- En el PNV hay gente inteligente y al menos creo que se cuidarán de acoger a algún caballo de Troya.

- ¿Qué le parece la fragmentación de siglas en los partidos que defienden el derecho a decidir?

- Yo distinguiría entre los que hemos mantenido desde hace mucho tiempo una línea constante de los que evolucionan o dan giros copernicanos. EA se mantiene absolutamente fiel, contra afirmaciones insidiosas, a sus principios fundacionales: no violencia, autodeterminación, socialdemocracia y presencia responsable en las instituciones. Estos principios sólo los ha mantenido siempre EA. Otros han abandonado la violencia, y sean bienvenidos, y algunos han tenido altibajos en su soberanismo. La línea constante sólo es la de EA e indica la consistencia del proyecto frente a otros fenómenos que pueden ser más pasajeros.

Fuente: El Diario Vasco

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