Rafael Larreina es secretario de Organización de EA, experimentado parlamentario y, en esta legislatura, vicepresidente segundo de la Cámara de Gasteiz. Afirma que el acceso a la Mesa le ha otorgado un mayor conocimiento de los aspectos administrativos del Parlamento y también de los protocolarios.
La elección de la Mesa, y concretamente del presidente, fue complicada y en su día el PNV manifestó cierto malestar porque EA había echado pronto la toalla pidiendo que se cambiara al candidato Atutxa. ¿Se ha superado ya ese roce inicial?
Fue más ruido mediático que otra cosa, porque el primero que habló de que había que cambiar a Juan María Atutxa fue el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados. Además, siempre dijimos que apoyaríamos al candidato que propusiera el PNV. No ha tenido repercusión posterior. La Mesa está trabajando con un gran sentido de equipo.
La única ley aprobada es la de Presupuestos y con el apoyo del PSE. ¿Cuándo se enteró EA de ese acuerdo?
La noche en que se produjo. La negociación la llevó la vicepresidenta y mantuvo informado a todo el Gobierno.
¿Era el acuerdo deseado?
Nosotros hubiéramos deseado que se incluyera también a Ezker Abertzalea.
¿No había ninguna enmienda parcial del PPo de Ezker Abertzalea que mereciera el voto positivo de EA?
Yo creo que sí, pero el problema de estas cosas es que el presupuesto tiene que cuadrar. Muchas veces, quizá por la falta de cultura de diálogo previo que tenemos gobierno y oposición, te encuentras con que unos y otros estaríamos dispuestos a llegar a un acuerdo pero la enmienda, en sus propios términos, lo imposibilita. Creo que ha habido por parte de Ezker Abertzalea una falta de experiencia porque eran sus primeros presupuestos no lo digo como algo negativo y también por parte del gobierno hay una falta de costumbre de dialogar. Y cuando se negocia a última hora se recurre a lo más cómodo, una vez que has conseguido un acuerdo tiras con él.
¿El acuerdo con el PSE marcará la trayectoria del tripartito?
No. Al menos en EA tenemos muy claro que la guía de actuación es el programa de gobierno consensuado, y eso incluye mantener una actitud de apertura y negociación con todas las fuerzas políticas.Además, EA, como partido abertzale y socialdemócrata, puede tener una especial facilidad para llegar a acuerdos con Ezker Abertzalea, donde tenemos la posibilidad de enganche por el lado nacional y por el ideológico, y también con el PSE, que es un partido socialdemócrata.
¿Algún otro socio del tripartito puede tener tentaciones de orientarse sólo hacia un lado?
Ahí puede estar el peligro. Nosotros nos sentimos más cómodos con quienes tenemos más elementos de enganche y, a lo mejor el PNV, o algunas personas del PNV, pueden tener otras comodidades. Eso lo marcará el día a día. Para EA lo fundamental es el programa de gobierno y sus prioridades: resolver el problema político de fondo, con el reconocimiento del derecho a decidir de la ciudadanía vasca del conjunto de Euskal Herria y del ejercicio de ese derecho.
¿Ha perdido el lehendakari el protagonismo político que tuvo en la pasada legislatura?
El lehendakari, por su rango institucional, tiene protagonismo automáticamente. Quizá ahora el debate en el PNV se ha desplazado más hacia el partido que hacia el Gobierno. Pero es un tema de la propia situación del PNV. Creo que el lehendakari sigue manteniendo claros los posicionamientos y está al frente de un gobierno con un programa claro y concreto, sin el cual EA no estaría en ese Ejecutivo. No permaneceríamos en un Gobierno que girase esos objetivos.
Usted está en la cocina del tripartito y también en la Mesa para la Resolución del Conflicto. ¿Cree que está más cerca la solución?
Creo que sí. Se está más cerca porque se ha trabajado seguramente no más, pero sí mejor. Hay una nueva actitud por parte de muchos sectores de esta sociedad y el trabajo, los compromisos y los riesgos que hemos asumido tanto el mundo de Batasuna como EA en este tema están siendo importantes para ese avance. La gran virtualidad de la Mesa para la Resolución del Conflicto es que el importante trabajo que ha realizado lo ha puesto al servicio de toda la sociedad. Hoy la Mesa tiene abiertas vías de diálogo con todas las fuerzas políticas. Quizá no con el PP, pero sí las hemos tenido con la presidencia del Gobierno de Nafarroa, que es UPN. También hemos tenido contacto con partidos de ámbito estatal francés. Todo eso es muy importante.
¿Cuáles son los próximos pasos que verá la ciudadanía?
(Cinco segundos de silencio) En este tema hay que ser discretos. Lo importante es que cada uno trabaje en su ámbito y si ese trabajo se sigue realizando como se está haciendo, creo que dentro de poco podremos ver la normalidad de que todas las fuerzas políticas puedan actuar con total libertad, y eso implica que no haya ningún tipo de amenazas físicas ni legales. Eso nos dará el primer gran paso, que es el que todos los proyectos políticos se puedan defender, y después habrá que dar el salto a la otra cara de la normalidad, que es que todos los proyectos políticos se puedan llevar a la práctica si tienen el apoyo mayoritario y democrático de la ciudadanía.
Viendo lo que está ocurriendo con el Estatut de Catalunya, ¿será posible ese gran acuerdo que acepte que la ciudadanía vasca pueda decidir su futuro?
Creo que sí. Soy partidario de no unir los dos campos porque Catalunya y Euskal Herria somos dos países diferentes con instrumentos diferentes...
Pero tenemos en común estados que no parecen proclives a aceptar ese derecho...
Nosotros tenemos vías que facilitan al Estado avanzar hacia el reconocimiento efectivo del derecho de autodeterminación. La vía de los derechos históricos, como concepto, sólo existe para Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa, y no para Catalunya, y puede hacer más digerible la solución para el Estado. En todo caso, es evidente que la resistencia del Estado es tremenda, como se está viendo. Yo suelo decir que Franco ganó su gran batalla después de muerto. Además de que los militares impusieran que el artículo 8 de la Constitución recoja un texto de la Ley Orgánica del Estado del franquismo, Franco logró que su concepto de nacionalismo español excluyente, de patria imperial, anidara en todas las fuerzas políticas, incluidas IU y PSOE. Contra eso tenemos que luchar. Pero también es cierto que el Estado, en una situación en la que no tenga la disculpa de la violencia de ETA, se queda desarmado. Se vio en el tiempo de Lizarra, que es cuando se dieron las mayores reacciones, y se va a producir ahora también. Tenemos que ser capaces de aprovechar esa gran debilidad del Estado.
¿Un gran acuerdo en Euskal Herria precisa de la participación de alguno de los partidos estatales?
Es bueno implicar a todos en la solución. El conflicto afecta a todos y por lo tanto la solución debe afectar a todos. Esa es una de las grandes aportaciones de la Mesa para la Resolución del Conflicto. Ese es el esfuerzo que estamos haciendo y yo soy optimista. El acuerdo de mínimos debe ser el reconocimiento de la realidad, que Euskal Herria existe de forma diferenciada, y el reconocimiento de que en este país hay distintos sentimiento de identidad nacional y que todos debemos decidir.
¿Cree que Batasuna podrá celebrar el acto del día 21?
Espero que sí y creo que sí. La irracionalidad tiene un límite, el sentido común. Veo que importantes sectores del Estado están ejerciendo ese sentido común de que la realidad no puede obviarse. Como acertadamente ha dicho Rodríguez Zapatero y otros llevamos tiempo diciéndolo, aquí hay decenas de miles de ciudadanos que tienen sus derechos y no se les puede impedir su ejercicio, por mucho que se empeñe el PP o sectores de la judicatura que quizá todavía no han hecho la transición democrática.
¿Hay un problema de que sectores del Estado quieren frenar el proceso, o quizá a Zapatero tampoco le vienen tan mal todos esos pronunciamientos?
Creo que Zapatero sí está haciendo un esfuerzo, aunque le pediríamos más, y no creo que esto sea una argucia. Su reto ahora es no perder el tiempo. Lo tiene complicado pero cuanto más pierda el tiempo más complicado lo va a tener. Zapatero debe acelerar las cosas y tomar decisiones. También ETA debe dejar de perder el tiempo. Ni uno ni otros tienen nada que demostrar. Todos sabemos lo que ambas partes son capaces de hacer. Ahora es el momento de tener el coraje de poner en marcha la etapa de la política.
¿Cómo ve el juicio por el macrosumario 18/98?
Es un esperpento. Están dando un espectáculo lamentable ante la Unión Europea. No es serio.
Se echó de menos a EA en la multitudinaria manifestación de defensa de los derechos de los presos del sábado 7...
La Ejecutiva dio libertad a la militancia para asistir y hubo gente de EA en la manifestación. No estuvieron quizá los más identificables pero, en algunos casos, se debió únicamente a que cuestiones personales les imposibilitaron asistir.
En una entrevista reciente Iñigo Urkullu insistía en que el PNV seguía apostando por acuerdos estratégicos con EA porque «la sociedad vasca invita a que haya una concentración de esfuerzos»...
También nosotros estamos de acuerdo en que hay que aunar esfuerzos y por eso estamos trabajando en la Mesa para la Resolución del Conflicto.
Creo que se refería a la cuestión electoral...
Sí, pero con el mismo argumento se puede preguntar por qué el PNV no está sumando esfuerzos en ese ámbito que es muy importante para nuestro país. Los esfuerzos hay que hacerlos donde hay que hacerlos. Nosotros tenemos muy clara la idea de que estaremos donde haya que estar para empujar en el camino de la solución y avanzar hacia la autodeterminación y la independencia. Y esto lo haremos con quien haya que hacerlo, con el PNV, con Batasuna o quien en cada momento pensemos que es mejor desde el punto de vista del país. En lo electoral, lo único que tengo que decir es lo que aprobó nuestro congreso: que los partidos normalmente se presentan solos, salvo que haya circunstancias extraordinarias. Y tengo muy claro que ahora mismo no hay circunstancias extraordinarias. Una vez garantizado que se sigue por el camino de un nuevo marco jurídico-político para sacarlo adelante y una vez asegurado que va a haber la consulta popular a la ciudadanía, no hay razón para que cada partido no se presente en solitario a las elecciones. Esa es la posición de EA.
Pero últimamente ustedes mantienen el discurso de que van a ir en solitario pero al final se presentan en coalición...
No. Siempre lo hemos dicho con total claridad. En las anteriores elecciones estuvimos viendo cuál era la situación. Los movimientos de marcha atrás en el PNV habían empezado ya y, por eso, además de las cuestiones programáticas o sociales que ya estaban recogidas con anterioridad pusimos como condición, como confirmó Josu Jon Imaz, que hubiera un compromiso, con plazo concreto, para realizar la consulta. Si aquello hubiera estado claro antes, seguramente no hubiéramos ido en coalición. Una vez que eso está claro, es hora de avanzar, entre otras cosas porque este país cambia y está enfrentádose a nuevos retos. Por ejemplo, nosotros apostamos por el reforzamiento del Estado de Bienestar, y eso exige cambiar la actual LTH, hace falta una reforma institucional del país a fondo. Ese es para nosotros un tema fundamental, y no coincidimos en eso con el PNV.
Hablaba del acuerdo de que habrá una consulta en esta legislatura. ¿Sobre qué?
Sobre algo que clarifique que este pueblo tiene derecho a decidir su futuro político, su marco jurídico propio y que tiene derecho a ejercitar la autodeterminación.
¿Eso estaría en el ámbito de la mesa de partidos?
Sí, en el de la mesa de partidos y también de la mesa del Gobierno. Ahora mismo hay ámbitos de diferentes que están en paralelo. Está la Mesa para la Resolución del Conflicto, está la Mesa de Egino, que también tiene elementos positivos y donde EA ha tenido una aportación fundamental, está también la Mesa que se impulsa desde el Gobierno Vasco... Ahora lo que hay que hacer es que todas esas experiencias confluyan en la Mesa de Partidos definitiva.
¿Podría darse el ir en coalición en Nafarroa y por separado en el resto?
En Nafarroa... Hemos dicho con toda claridad que Nafarroa Bai tiene que incluir a Batasuna. Lo importante de las coaliciones es el para qué. Una coalición sólo para garantizar espacios de poder no tiene sentido. Los partidos están para transformar la sociedad. Nafarroa Bai tendría un para qué muy claro: dar la vuelta al entramado institucional de la Comunidad Foral y para eso es muy importante la conjunción de todas las fuerzas abertzales. La auténtica potencialidad de Nafarroa Bai es que estemos todos y estamos trabajando en esa línea. La situación en la CAV es diferente. Ya veremos lo que pasa.
¿Cómo van las cosas dentro de EA después de aquel congreso con un 40% de oposición a la Ejecutiva?
Van bien. Todas los acuerdos que se han tomado en las Asambleas Nacionales lo han hecho con mayorías amplísimas, con porcentajes de apoyo superiores al 80%. Eso no evita que haya gente que pueda ver las cosas de otra forma, pero es normal.
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