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24 de noviembre de 2004

Las tres patas de la lengua de una nación cultural

A continuación se reproduce una entrevista publicada por el Diario Uno (Entre Ríos) a Henrike Knörr Borràs, en ocasión de dictar una conferencia en esa provincia. A lo largo de su visita por la Argentina, Knörr dio otra conferencia en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, organizada por el Centro de Estudios Arturo Campión.

"El doctor Henrike Knörr Borràs, catedrático de la Universidad del País Vasco y vicepresidente de la Real Academia de la Lengua Vasca, el martes 16 –Urrundik mediante– protagonizó un paseo cultural por el país vasco en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Paraná. Y antes de participar del Tercer Congreso Internacional de la Lengua Española, arrimó sus palabras hacia La Isla. Lo que sigue es un viaje por la identidad y la lengua: dos conceptos que mixturan geografías y personas desde la símil diferenciación.


—¿Qué significa la lengua vasca en relación a la historia del país?
— En realidad las lenguas están muy unidas a los pueblos, incluso a sus nombres. Alemania, por ejemplo, se llama Deutschland y uno no sabe bien si está diciendo “la tierra de los alemanes” o “la tierra del alemán”. En la lengua vasca, incluso en el francés y el español, se usa con bastante frecuencia Euskal Herria: “el país de la lengua vasca”. Entonces, sin duda, la lengua ha sido un soporte fundamental de la identidad o personalidad.
La identidad es un término neutro que no tiene que ver con ninguna actitud displicente o agresiva hacia los demás, al contrario. Una cosa es blanca porque es blanca, una cosa es negra porque es negra, un roble es un roble y no pasa nada.
La lengua vasca es hablada hoy por una cuarta parte de la población. Pero incluso aquellos que no hablan la lengua vasca, normalmente tienen una actitud positiva (lo revelan las encuestas) y mandan a sus hijos a escuelas bilingües. Muchas obras literarias en lengua vasca han sido producidas en la diáspora americana. Hasta el primer periódico permanente en lengua vasca que tuvo gran éxito nació en Los Ángeles, California, en 1893.
—¿No es paradójico que la lengua, como herramienta de comunicación entre los pueblos, señale la diferencia?
—La lengua define hacia adentro y hacia afuera. Ya un viajero francés en el siglo XIX decía que hablar vasco entre los vascos abría las puertas porque hay un caudal, un flujo de confianza. Es normal que haya un primer paso de apertura gracias a la lengua. Tenemos un viejo sistema: un cúmulo de reglas que, en el lenguaje actual, llamaríamos lenguas de la autonomía. Las lenguas son elementos distintivos y, no en vano, están muy enraizadas en la conciencia de los pueblos.
—Cuando uno nombra (a una persona o cosa) hay una institución de una manera de referirse a esa cosa o persona. ¿Desde qué lugar le interesó indagar el origen de los nombres?
—Cuando uno se aproxima al estudio lingüístico lo hace por diversas circunstancias o causas. Tengo que reconocer que a mí me dolía mucho el retroceso de la lengua vasca. En torno a 1975 (hace más de un cuarto de siglo) decidí que tenía que hacer algo por la lengua vasca, porque no veía muy bien cómo una lengua que había pervivido durante tantos siglos podía perderse o ser objeto de desprecio, incluso por los propios vascos. Hay una perspectiva sociolingüística (qué pasa con la lengua en la sociedad) hay una perspectiva meramente lingüística y –naturalmente– hay un cúmulo enorme de intereses en torno de la lengua: la realización de diccionarios, la lengua de los niños... de modo que hay aproximaciones a la lengua muy diferentes. Y luego están los dos grandes misterios que envuelven a la lengua vasca y que siguen apasionando a mucha gente propia y extraña. Primer misterio: ¿cómo es posible que esta lengua pre–indoeuropea haya pervivido tantos siglos cuando –por la oleada de indoeuropeos– desaparecieron tantas lenguas? Segundo misterio: ¿de dónde viene la lengua vasca? Aunque han habido muchas teorías, en 2004 tenemos que decir bien claro que no sabemos nada seguro. Muchas veces se nos ha asociado a los vascos con las lenguas caucásicas y concretamente con las lenguas de Georgia (la antigua Unión Soviética) otras veces con las lenguas bereberes, pero los últimos estudios indican que tal vez este misterio lingüístico un día se acabe. Hoy día tenemos que volver a decir que no conocemos a nuestros posibles parientes lingüísticos. Genéticamente la lengua vasca está aislada, lo cual no quiere decir que el pueblo vasco haya estado aislado porque tenemos palabras pre–indoeuropeas, tomadas en préstamo del latín, de las lenguas romances, incluso germanismos y arabismos. El prejuicio del vasco aislado es mentira. El vasco ha mantenido su personalidad siempre abierta tanto como pueblo y como lengua. El pueblo vasco, emigrante en sí, ha sido un pasillo para muchos pueblos. Ya que estamos aquí, apellidos como Urquiza e Irigoyen lo revelan.
—Esto habla de la permeabilidad de los distintos idiomas, ¿a la apertura hay que trabajarla más allá de la política y la historia?
—El país vasco, fuertemente migratorio, es un país pequeño que ha tenido la institución del mayorazgo: en las zonas rurales el hijo o la hija mayor se quedaban y el resto iba a la inmigración española o americana. Durante muchos años hemos tenido flujos migratorios externos y ahora los seguimos teniendo. Soy moderadamente optimista: no veo que haya peligro para la pervivencia del carácter vasco. Tengo el primer apellido alemán y el segundo catalán, ser una persona cerrada sería contradecirme a mí mismo. Lo que hacen falta son instrumentos políticos. Sobre todo, una lengua necesita de tres patas: la escuela, la administración y los medios de comunicación. Con éstas se cumple una condición necesaria, quizás no suficiente, para la pervivencia de una lengua, porque incluso teniendo estos medios una lengua puede perderse.
—¿La lingüística es una manera de resistir a la desaparición de la lengua?
—Lo que hace la sociolingüística es subrayar los medios para que una lengua se mantenga vigorosa y robusta. Hay medidas de discriminación positiva. Si una municipalidad ofrece puestos de trabajo y pide el conocimiento de la lengua es totalmente normal. Hay países que usan este sistema en un grado mayor que el nuestro, tal es el caso de Québec, Canadá.

Identidad

“El vasco se ha integrado muy bien, ha sido un ciudadano leal, pero ha mantenido su conciencia de pertenecer a una comunidad como es la vasca. Nosotros, como todo pueblo, tenemos el aspecto cultural y político. Hay una realidad: lo que los alemanes llamaron nación cultural. El pueblo vasco lo es. Hoy día Nación se identifica con Estado pero no es así. El sentido cultural (la vascongada) empezó a romperse con la Revolución Francesa. La nación cultural es un conjunto de personas que tiene determinadas características. En lo político el pueblo vasco está divido en dos Estados y dentro del propio Estado español está dividido en dos comunidades autónomas. Pero me gusta más contemplar nuestra nación cultural como un ámbito amable en el cual pasa lo que pasa en la Real Academia de la Lengua Vasca: está compuesta por 24 miembros de todas partes del país, de las siete provincias, y nos reunimos una vez al mes. Hay allí ciudadanos franceses por cierto, el presidente lo es y le gusta repetir que es vasco de nacionalidad y francés de ciudadanía. Yo no soy ajeno al eco y al reflejo de la realidad vasca en el exterior y su conexión con hechos de violencia. Pero hay un ambiente mucho más rico. Simplemente pretendemos que esta personalidad o identidad sea respetada del mismo modo que nosotros respetamos otras realidades culturales”.

Un vasco con apellido
alemán y catalán

El doctor Henrike Knörr Borràs es catedrático de Filología de la Universidad del País Vasco y vicepresidente de Euskaltzaindia, la Academia de la Lengua Vasca.
Knörr es en la actualidad profesor en la Facultad de Filología y Geografía e Historia de la Universidad del País Vasco (de la que fue vicerrector entre 1981 y 1984) desarrollando su tarea en el Departamento de Lingüística y Estudios Vascos.
En 1975 fue nombrado miembro correspondiente de la Real Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia, y dos años después miembro numerario. Desde 1996 ocupa la vicepresidencia del organismo.
El lingüista publicó numerosos artículos y algunos libros. Sus campos de interés son los nombres vascos de personas y de lugares, la historia de la lengua y los textos, entre otros. Además, es colaborador sobre temas vascos en distintos periódicos, y director de la revista Landazuri, desde su fundación en 1993.
La conferencia en Paraná marcó la primera actividad del ilustre visitante en el país, al que arribó para disertar en marco del Tercer Congreso de la Lengua Española que se desarrolló en Rosario del 17 al 20 de noviembre, previa escala en Chile, donde ofreció una conferencia en la Pontificia Universidad Católica."


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