Deia.- La visita que el consejero de Justicia y Trabajo, Joseba Azkarraga, lleva a cabo durante esta semana a la provincia autónoma de Quebec (Canadá) para conocer las características de su sistema político y judicial, tuvo uno de sus puntos de inflexión en el encuentro mantenido con Marcel Blanchet. Con una diplomacia no exenta de franqueza, este cargo independiente elegido por los parlamentarios quebequenses explicó el lunes a Azkarraga los pormenores de la consulta popular celebrada en 1995, cuando el Estado de esta extensa región francófona consultó a sus ciudadanos si querían independizarse de Canadá. El 'no' se impuso por un estrechísimo margen, si bien desde entonces no se ha vuelto a repetir en estas frías tierras un referéndum que puede servir como ejemplo para el Gobierno vasco.
¿Cuál es su visión sobre la consulta propuesta por el Gobierno vasco y la llevada a cabo en 1995 en Quebec?
Lo que ocurrió aquí en 1995 se asimiló muy bien y la gente aceptó los resultados sin ningún problema. Hubo una participación del 93,5% de la población. Deseo que, en el caso de que Euskadi tenga una consulta, la pase igual de bien. Espero que el modelo quebequés pueda servir y espero colaborar si lo necesitan.
¿Qué diferencias aprecia entre ambas iniciativas?
Las leyes son diferentes. Aunque la Constitución no habla de referéndum, aquí el Estado quebequés determinó que tenía el derecho de hacer una consulta popular. Decidió que tenía derecho y punto. En Quebec existe una Ley de Claridad que obliga a plantear la pregunta de una consulta popular de manera comprensible. La Ley de la Claridad fue aprobada por el Parlamento canadiense para asegurarse de que una pregunta en un referéndum debe ser lo suficientemente clara para ser aceptada por el gobierno federal, pero eso no impide que Quebec pueda decidir sobre su propia pregunta y tomar la iniciativa por sí mismo.
¿Por qué se promulgo la Ley de la Claridad?
La pregunta de aquella consulta cuestionaba a los los ciudadanos sobre si querían la independencia después de firmar un acuerdo con el Gobierno federal. En aquel momento, la pregunta parecía clara pero era compleja. El Gobierno federal protestó, alegando que se trataba de una formulación poco comprensible. La pregunta no expresaba de forma clara qué clase de objetivos se buscaban en el acuerdo con el Gobierno federal. Aún así, al final casi gana el sí.
¿Se plantean convocar un nuevo referéndum?
En este momento no está previsto que haya otro ni se plantea a corto plazo. La cuestión es todavía muy importante para uno de los partidos políticos del Parlamento (Partido Quebecuá), pero da la impresión de que ahora mismo la gente no quiere saber nada de otra consulta.
¿Se ha perdido el entusiasmo por la independencia?
La gente está más interesada por el contexto económico y haría falta que hubiera grandes problemas con el Gobierno federal, situación que ahora no se da.
¿Qué condiciones se tendrían que dar para convocar un nuevo referéndum?
Tendría que haber un conflicto importante entre el Gobierno federal y la provincia de Quebec para que la cuestión volviera al primer plano. Al menos, hay un proceso ya escrito, asentado en 1995… Según preveía la pregunta misma, si llega a ganar el 'sí' a la independencia hubieran intentado llegar un acuerdo con el gobierno federal. Si no hubiera sido posible, el gobierno de Quebec habría podido declarar la independencia unilateralmente.
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