
No vamos a permitir que se lance la sospecha de la duda hacia las mujeres y hombres de Eusko Alkartasuna que siempre hemos estado comprometidos y hemos trabajado en la defensa de todos los derechos humanos, e incluso, muchas y muchos de nosotros, hemos sufrido de primera mano las garras de la amenaza y la violencia. Resulta insidioso que se pretenda arrojar la sombra de la sospecha sobre todas las mujeres y hombres de Eusko Alkartasuna, y repito, no lo vamos a permitir.
Nuestro compromiso con la pacificación de Euskal Herria es una constante en los 25 años de historia de Eusko Alkartasuna. El lehendakari Garaikoetxea ya propuso durante su mandato en 1983 “una mesa por la paz” en la que estuviesen representadas todas las fuerzas políticas para alcanzar un acuerdo de pacificación. Una mesa que por la sinrazón de algunos fracasó, pero que no impidió para que el lehendakari continuara centrando sus esfuerzos en el logro de la normalización de Euskal Herria.

La apuesta de Eusko Alkartasuna por la acumulación de fuerzas es clara y es una de las bases de nuestra acción política desde la fundación del partido. Concretamente fue el anterior secretario general de Eusko Alkartasuna, Unai Ziarreta, quien acuñó el término “polo soberanista”, y la dirección y la militancia de EA han estado implicada en todas y cada una de las oportunidades que ha habido para que los abertzales trabajáramos en común.
Eusko Alkartasuna lleva ya años en el centro de la polémica, somos incómodos. Nuestras apuestas a favor del polo soberanista, o la acumulación de fuerzas abertzales, y la confrontación democrática con el Estado nos han hecho blanco de las críticas de partidos e instituciones.
Y cuando esta apuesta, estratégica para nosotros, en absoluto coyuntural y menos electoral, se convirtió en una posibilidad real, capaz de cambiar el panorama político e institucional vasco, la política de acoso y derribo contra Eusko Alkartasuna ha sido una constante. Comenzaron a amenazar con ilegalizarnos en junio pasado y ya advirtieron que iban a tratar de no dejarnos presentarnos a las elecciones mucho antes de que se conociera la fórmula elegida para hacerlo.

Eusko Alkartasuna ha sido protagonista del proceso político que ha hecho posible que el conjunto del soberanismo le haya dicho a ETA que cese en su actividad y que ponga los medios necesarios para desaparecer. Y los frutos están claros.
Ayer mismo vimos el último paso que ha hecho que la actual situación del conflicto vasco sea mucho más positiva que hace un año. Faltan otros pasos pero sabemos que con un trabajo político firme y el apoyo de la sociedad, llegarán.
Sin embargo, parece que a algunos les da igual, todo les da igual. Porque los ataques a Eusko Alkartasuna han continuado y continúan, y llegan además de quienes se limitan a continuar realizando declaraciones que no aportan nada a crear un clima de distensión y siguen confiando exclusivamente en la vía policial, que, según nos demuestra la experiencia, nos puede llevar a 50 años más de conflicto.
Todo vale contra el independentismo vasco. Nosotras y nosotros seguimos convencidos de que superada la lacra de la violencia el independentismo es imparable y que un independentismo unido, articulado y con apoyo social es para algunos, aunque sea inexplicable, más incómodo que el conflicto violento.
Sobre las acusaciones y las impugnaciones en concreto, casi no merece la pena entrar habida cuenta de que el impulso que guía toda esta locura es única y exclusivamente política. Y consideramos que es necesario subrayar que el impulso es político, porque a pesar de que el Gobierno español quiere aparecer como el Pilatos que se lava las manos para dejar la decisión a la judicatura, no podemos olvidar que fue ese mismo Gobierno quien dio la orden a la Fiscalía y la Abogacía del Estado de recurrir las listas de Bildu.
Como advirtió el PP por boca de Trillo, que tiene menos escrúpulos que el PSOE para aparecer como lo que es, hay un pacto político que ha decidido impedir la participación electoral del independentismo capaz de cambiar la situación política y social de Euskal Herria.
Pese a todos los obstáculos y amenazas, el independentismo está tan fuerte que estamos condicionando la política de Estado. Están aterrorizados ante el hecho de que se ha terminado la coartada de la violencia, ante la democracia y ante el hecho de que hasta la Justicia les ha dicho últimamente que no vale el “todo es ETA” contra Euskal Herria.
Hay que recordar que la base de las impugnaciones contra Bildu es que la decisión de crear la coalición es de ETA. Pero los tribunales españoles, tan poco sospechosos de ser conniventes con nada que huela mínimamente a abertzale, ya han dicho en los casos de Egunkaria y Udalbiltza que las declaraciones o intenciones de ETA no condicionan a todo y a todos, y que mucho menos sirven como prueba para casos de tanta gravedad democrática.
Estamos inmersos en una locura tal que nos dicen que la coalición debe ser ilegal porque se creó por orden de ETA, pero no se va a actuar por actuar por orden de ETA ni a los partidos ni a las personas independientes que la conforman.
Pero lo más grave, es que quienes hacen estas acusaciones otorgan a ETA un protagonismo que ni tiene ni la sociedad vasca le reconoce y desde luego Eusko Alkartasuna se niega a darle.
Fuente: Eusko Alkartasuna
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