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14 de diciembre de 2006
Siete sindicatos vascos acusan a Zapatero de negar a este pueblo una salida democrática
GARA.- El Teatro Ayala de Bilbo fue ayer escenario de una foto infrecuente últimamente: la de los sindicatos agrupados en el Foro de Ibaeta haciendo una reflexión común sobre la situación política que atraviesa Euskal Herria. Siete sindicatos, que conforman una mayoría en este país, que mostraron su preocupación por la evidencia de que ocho meses después de que ETA declarara un alto el fuego, en lugar de avanzarse en términos de convivencia y democratización política son los factores contrarios al proceso los que se están reforzando. Culpan al Gobierno de Zapatero de no haber variado su apuesta represiva y de estar negando una salida democrática a este pueblo. Y hacen un llamamiento conjunto al respeto de los derechos.
Cientos de delegados abarrotaron el patio de butacas y el anfiteatro. En el escenario, una representación de todos los convocantes. Tras una introducción con los aspectos fundamentales que han llevado a los sindicatos a organizar el acto, intervinieron los secretarios generales de LAB, Rafa Díez, y de ELA, José Elorrieta. Después, los sindicalistas se manifestaron por las calles de Bilbo, hasta concluir su marcha frente al Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. Alo largo del recorrido, los manifestantes, que superaron el millar, reivindicaron la repatriación de los presos, exigieron la puesta en libertad de Iñaki de Juana y demandaron que no se pongan obstáculos a la resolución del conflicto.
Rafa Díez: «Basta de palabras»
El primero en tomar la palabra fue el secretario general de LAB, Rafa Díez Usabiaga, que comenzó destacando el compromiso de los trabajadores vascos para «desarrollar la oportunidad política que tenemos». Díez calificó de «inexplicable e inaceptable» la actitud del Gobierno español desde la declaración del alto el fuego permanente de ETA, que ha imposibilitado que se den los pasos que se consideraban lógicos.
Rafa Díez rechazó el esquema de «primero la paz y luego la normalización política», porque «incluso quienes la proponen saben que las dos cosas van unidas, porque aquí hay un problema político de fondo que es el que hay que resolver».
Pero, aceptando esa disociación a nivel dialéctico, el líder de LAB se preguntó «qué ha hecho el Gobierno español para asentar un escenario de distensión en el camino hacia la paz», y la respuesta fue una acumulación de movimientos represivos, tanto en lo relativo a los presos y presas como en la conculcación del derecho de organización o de manifestación.
Criticó, por tanto, la actuación del Gobierno del PSOE y destacó de manera enérgica que «es momento de superar una fase llena de tópicos y dar pasos adelante.No se puede hacer de palabras como diálogo, negociación o paz un refugio de intereses tácticos, una mera pose. Todos los partidos, y en especial el Gobierno español, tienen que definir su compromi- so» para alcanzar la paz.
Pero «pese a la crudeza que muestra el retrato de la realidad», Rafa Díez pidió a la sociedad vasca que no caiga en el desánimo. «Tenemos mucho para ganar aseguró. El objetivo es lograr todos los derechos en una resolución democrática. Y para eso no podemos asistir al partido como espectadores, lo queremos jugar».
El secretario general de LAB reivindicó «una paz con mayúsculas», «sinónimo de respeto a los derechos individuales y colectivos de los ciudadanos y ciudadanas de todos los territorios de Euskal Herria». Por eso, invitó a los sindicatos allí reunidos a, desde sus diferencias, seguir trabajando para lograr nuevos espacios de convergencia y mayores compromisos, «para poner realmente en marcha un proceso hacia la paz y las soluciones políticas».
Elorrieta, contra «la ley sucia»
A Rafa Díez le tomó el relevo el secretario general de ELA, José Elorrieta, que abrió su intervención recordando la larga apuesta por los derechos de los presos de los integrantes del Foro de Ibaeta, «que no caímos en la trampa del Pacto de Ajuria Enea de dividir a la sociedad en demócratas y violentos».
Elorrieta fue muy duro al criticar la respuesta que el Gobierno español ha dado al alto el fuego de ETA y que definió con el binomio «ni una mala palabra, ni una buena acción». Denunció el mantenimiento de las estrategias del llamado Pacto Antiterrorista y el añadido de nuevas actuaciones represivas, como los alargamientos de condena o la cruel situación en la que mantienen a Iñaki de Juana. Elorrieta apuntó que «a la guerra sucia» le ha seguido «la ley sucia».
En su opinión, «parece que al Gobierno le resulta más rentable la represión que la solución, el exterminio que la distensión». Recordó el papel de Zapatero y de algunos de sus ministros, como López Aguilar y Rubalcaba, en el Pacto con el PP, y se preguntó si al presidente del Gobierno español «en vez de audacia lo que le falta son convicciones democráticas». Apuntó que dicen de Zapatero que es muy calculador, muy listo, pero añadió que es más fácil serlo «si te faltan convicciones democráticas». Y pidió a la oposición vasca en el Congreso en referencia al PNV que no se deje contagiar de esta actitud.
Elorrieta exigió además a todos los agentes implicados en el proceso de paz que se comprometan a que no haya marcha atrás. Pidió que se trabaje con fundamento, rechazando la represión y las violaciones de derechos.
Y el secretario general de ELA hizo también un llamamiento a impulsar otro proceso que no depende de Madrid, «el de acumulación de fuerzas soberanistas, al que tanto miedo tiene el Estado». Invitó a los sindicatos asistentes «a debatir para sumar y a sumar para vencer» y alcanzar así «el respeto a la mayoría y al marco vasco de decisión».
La asamblea de delegados se cerró con el anuncio de nuevos compromisos para el futuro.
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