Deia.- "En los tiempos que corren es muy difícil encontrar un abertzale así". Es el primer desahogo del lehendakari Carlos Garaikoetxea al referirse a la figura de su amigo Sabin Zubiri pocas horas después de su muerte. La desolación provocada por su muerte en la familia abertzale, y en la de EA en particular, estruja aún más el nudo en la garganta tras el fallecimiento dos días antes de otro histórico del partido, Imanol Murua, y también "compañero del alma" de Garaikoetxea.
El lehendakari admitió ayer a este diario sentirse "abrumado" al poco de conocer el deceso de Zubiri, de quien destacaba "su generosidad impagable con la causa nacional del Pueblo vasco". En este sentido, recordó que el histórico dirigente nacionalista "sacrificó mucho en lo personal y también en lo material en unos tiempos, los de la clandestinidad, muy difíciles". Añadió que su huella indeleble será imborrable en el recuerdo de Euskal Herria, especialmente en el mundo abertzale. "No hay palabras para poner de manifiesto lo que este hombre ha sabido sacrificar por los ideales de su vida, en cualquier época y en toda circunstancia", apostilla.
El lehendakari recordaba con nostalgia contenida cómo fue su primer encuentro con Zubiri. "Yo tenía 17 años y me encontraba en la selva de Irati. Le confundí con unos amigos y lance un ardoroso Gora Euskadi! Al ver que no eran los que yo esperaba, creí que iba a detenerme... El abrazo que me dio al oír aquel grito ha sido uno de las sorpresas más gratas que he tenido en mi vida". No volvieron a verse hasta unos años después. "Cuando le recordé aquella anécdota, comenzó a forjarse una amistad indestructible y una sintonía política total", se sincera Garaikoetxea.
Ambos coincidieron años más tarde en el alumbramiento de Eusko Alkartasuna que sucedió a la escisión del PNV. El lehendakari rememora aquel año 1986 como un momento que selló aún más su amistad con Zubiri: "Para mí el hecho de que compartiera mis ideales y que fuera uno de los fundadores de EA tuvo una significación muy especial, fue uno de los espaldarazos más grandes, si no el más importante, de cuantos he podido recibir en mi trayectoría política".
Desde entonces han coincidido en muchas ocasiones, especialmente en los actos del partido, a los que Zubiri asistía con frecuencia. La última vez que coincidieron fue hace dos semanas: "Fue en alguna localidad de Bizkaia e intercambiamos unas palabras afectuosas y compartimos nuestra preocupación por la actual situación política, por el contraataque que se está produciendo contra el nacionalismo vasco, contra el Gobierno vasco y sus propuestas". Al recordar aquel encuentro, Garaikoetxea enfatiza el empeño de Zubiri por "reaccionar ante semejante ofensiva".
Tras ensalzar el ímpetu personal de su compañero, "era una persona muy ardiente", Garaikoetxea matiza que su rasgo más característico era "el buen juicio y la firmeza de sus convicciones, siempre alejado de cualquier tentación y comprensión a los métodos violentos".
Su persuasiva personalidad no logró convencer a Garaikoetxea que participara más en la vida política. "Me animaba a estar más activo políticamente, pero yo le contestaba que hay que saber retirarse y dar paso a otras personas. Así que teníamos nuestros tiras y aflojas en este tema".
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