César Arrondo
Parece eminente la posibilidad de iniciar un proceso de diálogo en el País Vasco. En tal sentido, los actores políticos manifiestan sus opiniones, tanto desde arco de partidos abertzales, como las voces que se suman desde un heterogéneo PSOE, como así también, los incansables intentos del Partido Popular por abortar cualquier posibilidad de diálogo y normalización política.
Mucho se ha debatido y argumentado, sobre la forma de implementar el proceso de diálogo y pacificación. Entiendo, que debe existir una doble vía, por un lado, el gobierno de Rodríguez Zapatero y ETA deberán negociar un final de la violencia, donde más allá discutir si de la misma resultarán “vencedores y vencidos”. El Gobierno y ETA deberán tener en cuenta, que el difícil camino hacia la resolución del conflicto, necesitará del desarrollo de los rituales necesarios, que la dignidad impone, para satisfacción de las partes. La otra mesa de resolución, deberá reunir a los actores políticos, sociales y culturales del País Vasco, sin exclusiones.
Mucho se ha comentado en estos días, sobre cuales deberían ser los ejes de la convocatoria. Es en esta parte del proceso, donde las opiniones, sobre todo, la de los partidos del Estado, da forma a un abanico, que va desde las negativas del Partido Popular a aceptar cambio alguno en el status jurídico del País Vasco y menos aún participar de un espacio de diálogo, donde se discuta la normalización política, al menos, que la misma se realice en los parámetros en que los populares la entienden, y que simplemente se reduce, al apego ilimitado a la Constitución. En cuanto al Partido Socialista, estos han demostrado carecer de claridad, y parece que no logran poder articular una posición única, frente al tema vasco. En este sentido, muchos referentes socialistas a nivel del Estado español, argumentan posiciones tan disímiles y conservadoras, que a algún desprevenido habría que recordarle que esas opiniones, provienen de dirigentes del progresista Partido Socialista Obrero Español.
No deben quedar dudas, de que la implementación de un espacio de diálogo debe ser plural, y cuyo fin será lograr la paz y la normalización política del País Vasco. En este sentido, dos principios deber acompañar el proceso, los cuales constituyen la aceptación de los derechos básicos de todos los pueblos y naciones de la tierra, como lo son: la territorialidad y el derecho de decidir.
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